viernes, 12 de mayo de 2017

YA NO ME ACUERDO


Ya no me acuerdo, ni de tu risa, ni de tu prisa, por darme un beso. Ni qué botón, de mi camisa, desabrochabas primero…

Entra en su gran cocina, abrochándose su delantal, no puede dejar de tararear esa canción de Estopa. Su equipo espera sus órdenes. Hoy esperan al Michelin, alguien les ha llamado por teléfono y les han asegurado que hoy comería en su Restaurant.

Él parece no tener ninguna prisa, mira que todo esté perfectamente limpio, que los ingredientes estén perfectamente alineados sobre la encimera de acero inoxidable, sin dejar de tararear.

Mira a todo su equipo y no puede dejar de acordarse de la primera vez que la vio. Era un día lluvioso, tocaron a la puerta de atrás, y allí estaba ella. Con una carpeta amarilla donde guardaba su historial profesional. ¿Puedo dejarte un Curriculum? le pregunto empapada.

La miró, y supo que se quedaría con ella. La invito a pasar, ofreciéndola un chocolate recién hecho. Toma sécate, le dijo mientras le daba un paño grande de cocina limpio. Dejo que ella se secará tranquilamente, dejó que se tomara el chocolate que él mismo había preparado hacía pocos minutos Bien, vamos a ver que sabes hacer, hablo de nuevo.

Ella, sin mirarle, apoyo el paño húmedo sobre una de las sillas de la cocina. ¿Tienes un delantal? le pregunto. Sonrió y alargando la mano le ofreció uno de los suyos.

¿Empezamos? dijo de nuevo la muchacha, mientras se remangaba.

La miro a los ojos y con los brazos en jarras, le preguntó ¿Qué te gustaría que cocináramos?. ¿Pero, no me vas hacer una prueba?, dijo ella sorprendida. No, le respondió él. Dime, ¿qué es lo que te gustaría que cocinar? insistió de nuevo.

Así fue como ella entró en su cocina y en su vida. Ella siempre segura de sí misma, no preguntaba qué es lo que debía hacer, dejaba que sus manos trabajaran. Él la observaba junto con todo su equipo. Miraban la manera en la que manejaba el cuchillo, la manera en cómo podía desmenuzar una pieza de carne. Golpe seco, para más tarde terminar acariciando con especias el pedazo de carne.

Cocinaban, reían, se amaban, pero supo que pronto se marcharía, ella no dejaba de recordárselo cada noche. Me voy a marchar, le decía, mientras él la apretaba fuertemente junto a su pecho.

Una mañana lluviosa, cogió de nuevo su carpeta amarilla, su mochila y se marchó. No hubo despedidas, ni tan siquiera se miraron. Desapareció de su vida, mientras él tarareaba :

...Ya no me acuerdo, ni de tu risa, ni de tu prisa, por darme un beso. Ni qué botón, de mi camisa, desabrochabas primero…

sábado, 29 de abril de 2017

EL VIAJE DE CARLOS





Carlos, no ha tardado en fallecer. Mi último viaje, les dijo a los suyos mientras el equipo médico le preparaba.

Su padre deshecho en lágrimas, mira por la ventana de la habitación, no se consiente que su familia le vea roto por el dolor, y en ese mismo momento, ve pasar un avión, vuela bajito, tan bajito, que puede ver todo el aparato a oscuras excepto una de las ventanillas en la que hay una pequeña luz, se limpia los ojos y murmurando dice: "Buen viaje hijo mío, buen viaje".

miércoles, 19 de abril de 2017

HOY PUEDE SER MI GRAN DIA

Es un día cualquiera, tan corriente como todos los demás, menos para ella, hoy podría ser como dice la canción para Raphael su Gran Noche para ella puede ser GRAN DÍA.
Desayuna, hoy parece no tener demasiadas ganas, se ha levantado con mariposas en el estomago, esta ilusionada y a la vez nerviosa. Se ducha y maquilla un poco, tiene la cara bronceada de tanto pasear a su perro, no quiere exagerar.
Cuando sale del baño, aunque tiene ya decidida la ropa que se va a poner, empiezan a surgirle las dudas. ¿Me quedará bien el traje pantalón con la camisa blanca? Me hace sería, me veo mayor se responde ella misma. Cambia de opinión. Se salva sólo el pantalón negro, coge otra Blazers un poco más informal conjuntándola con una camiseta blanca y un collar largo.
Se echa un último vistazo al espejo. Tiene el rictus de la cara serio. Serio y nervioso, se acuerda de una buena amiga que le enseño a hacer respiraciones para relajarse y decide perder unos minutos e intentar hacerlas. Parece que funciona.
Mientras se encamina hacia el punto de encuentro, piensa en que su vida puede cambiar. Cambiar a mejor, comienza hacer planes, comienza a pensar que todavía tiene una oportunidad de volver a trabajar, quizá su última oportunidad. Que te vean segura ti misma.
Llega pronto, mira su reloj y sube diez minutos antes por eso de dar buena impresión. Al abrirse las puertas del ascensor, se encuentra con dos personas, que la miran amistosamente, ella con una de sus mejores sonrisas pregunta por la persona que la va entrevistar.
La entrevista no empieza con buen pie, la persona con la que ella cree que va a trabajar y tras mediar unas pocas palabras y a modo de saludo le dice: ¿No estábamos citados a las 12,30 horas? Ella con su eterna sonrisa, responde con un simple SI. Cuando se despiden él de nuevo se da la vuelta y la mira de arriba abajo haciéndola sentir algo incomoda e insegura. ¿No le he gustado? se dice Tendría que haberme puesto la camisa, vuelve a decirse, mientras se sienta a esperar a el entrevistador.
A los pocos minutos se presenta la persona que va entrevistarla. Ella no está cómoda, no deja de pensar en la mirada del otro individúo, pero intenta centrarse en la entrevista, tiene que demostrar que aunque la vean algo mayor, aunque la vean demasiado seria vistiendo es la persona adecuada para el puesto.
Enseguida se da cuenta que no se han leído su Curriculum, ella estuvo más de diez años realizando entrevistas. Después de unas pocas preguntas un tanto raras ella termina confirmando sus sospechas. El entrevistador, detiene la conversación y confiesa que ha debido pegar mal el documento porque hay cosas que no le cuadran. Ella le mira de manera complaciente y piensa ni a mí tampoco pero en su lugar dice disculpándole No me extraña, somos muchos los candidatosSi, contesta el entrevistador, mientras no deja de darle vueltas a los dichosos papeles.
Una vez ordenado. Cambia totalmente de tercio y empieza a contarle las características del puesto. A ella no le cuadra ni las características ni el horario, pero decide callarse. Va enchufada y quien es ella para rebatir algo.
Bueno, ¿qué te parece? le pregunta y ¿el horario te viene bien?, ella ya se ha dado cuenta que no es la candidata idónea, pero sonríe y dice que le parece bien. Otra cosa vuelve a decirle el entrevistador ¿Te ves trabajando con gente más joven que tú? vuelve a afirmar, apostillando Siempre he trabajado con gente más joven y que nunca he tenido ningún problema, soy una persona que sabe adaptarse a cualquier circunstancia, es más continua diciendo, me gusta trabajar con gente joven.
El entrevistador, la escucha con atención e insiste en el horario. Ella ya está desilusionada, las mariposas del estomago de repente se han vuelto negras, le hacen sentirse incomoda, le hacen tener miedo ya no hay nervios, solo malestar.
Vuelve a decir que el horario está bien y que puede incorporarse enseguida. Verás dice de nuevo el entrevistador ¿Has dicho que no te importa trabajar con gente joven?. Ella vuelve a sonreír y afirma con la cabeza. Una de las personas que estará por encima de ti tiene 37 años, ¿Qué te parece? ¿Te costara adaptarte?. Ya está cansada, quiere que acabe todo, pero debe aguantar por cortesía volviendo a afirmar con la cabeza y volviendo a repetir de nuevo que no hay problema. . A mí, en particular, me gusta trabajar con gente mayor, es muy seria, dice de repente el entrevistador, de nuevo ella le mira, sonríe y dice: Claro, claro, somos más serios y más disciplinados, y más prudentes y sabemos acatar órdenes de mayores o de jóvenes,
La entrevista concluye con un te llamaremos tanto si te incorporas como si no. Se dan la mano y la acompaña al ascensor. Ella se vuelve hacia él y mirándole a los ojos le dice: Gracias.
Sale del edificio, ya sin mariposas de ningún color, ya sin ilusión. Quiere marcharse de inmediato de allí, quiere quitarse esa ropa, volver a sus playeros y pantalón vaquero. Sólo piensa en que no volverá a trabajar, que debe hacerse a la idea que dependerá de un triste subsidio si es que la pertenece. Que a lo mejor ha llegado el momento de rendirse y dejar de luchar por un puesto de trabajo.
Desde que la despidieron de su empresa donde trabajo más de veinte años hace ya algún tiempo ha ido dando bandazos ha ido cogiendo trabajos donde siempre ha dado el 110% pero la “crisis” le ha ido jugando malas pasadas, nunca su edad.
…Puedes tener muchas de luchar por un puesto de trabajo, puedes ser muy profesional, puedes ser muy serio, pero lo que no puedes tener, son menos años.