martes, 11 de junio de 2013

BOREAL


Boreal es un pueblo marítimo donde la primavera es eterna en invierno y con un calor sofocante en verano.

Boreal no es un pueblo demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeño, entre sus habitantes se encuentran tres mujeres Roció, Lola y Asunción, ellas trabajan para un pequeño taller textil, taller que por otra parte forma parte de sus vidas, ya que allí también trabajaron sus madres, tías y vecinas.

Desde hace algún tiempo, el taller no rinde como en otras ocasiones, el trabajo escasea y el dueño, Manuel, ya se ha hecho mayor, parece que ha dejado de tener interés por él y sus descendientes, definitivamente no lo quieren. Roció, Lola y Asunción, son las más veteranas, conocen la fábrica como la palma de su mano, pueden confeccionar cualquier pieza, conocen perfectamente cualquier tipo de tela, desarrollan cualquier tipo de patrón, no ha secreto para ellas, pero los pedidos no entran, cada vez tienen menos clientes y los más fuertes se han ido fuera de España a trabajar.

Lola es la responsable de todas las tareas administrativas, Asunción y Rocío siempre en el taller cada una como responsable en su cadena de producción. Son amigas desde siempre, fueron juntas a la escuela, se casaron más o menos en las mismas fechas, hasta sus hijos son de edades similares. Ellas han sido en muchas ocasiones las “cabezas de familia”, ya que ellos, sus maridos siempre han tenido trabajos temporales, bien en el MAR, el en campo, o cómo hace unos pocos años en la construcción en la zona costera de la provincia. Es cierto que ganaron mucho dinero, compraron buenas casas en el pueblo e incluso se permitieron el lujo de marcharse de vacaciones en alguna ocasión, pero poco a poco sus maridos fueron quedándose sin trabajo, ya no había que construir y fue como otra vez Roció, Lola y Asunción se hicieron cargo de la familia. Es cierto que las casas estaban pagadas, que no debían dinero alguno y que habían ahorrado algo de dinero para los estudios de los chicos y para como ellas decían “las vacas flacas”. Al contrario que muchos habitantes del pueblo que en pleno apogeo inmobiliario, se compraban buenos coches, y carísimas casas que amueblaban a “todo trapo"  iban a la ciudad y compraban buena ropa , Manuel el dueño de la textil las tachaba de algo tacañas, pero ellas sabían lo que hacían, estaban acostumbradas a guardar, y sus maridos también , aunque a ellos, no les hubiera importado tener un Audi plateado o blanco como los que circulaban por el pueblo, pero lo único que se compraron fue un utilitario muy funcional con algún extra que los traía y los llevaba.

Boreal, se lleno de hombres de nuevo, pero en esta ocasión, andaban siempre por los bares, en la calle y buscando alguna que otra chapucilla, los Audis iban desapareciendo, y las casas en las nuevas urbanizaciones, aunque estaban allí se iban quedando vacías, algunos de ellos habían vuelto a sus antiguas casitas que hasta entonces habían estado alquilando a los “guiris” en temporada estival. Urbanizaciones a medio construir, y las que estaban terminadas, no habían llegado a habitarse.

Algunos de estos “nuevos ricos” volvieron abrir su pequeño negocio de periódicos y souvenirs para los pocos guiris que llegaban, pero Boreal como muchos pueblos estaba cayendo en picado, la crisis les había tocado de lleno.

Marcial, el alcalde de Boreal de toda la vida, era un tipo campechano, buena gente como decían los habitantes del pueblo, pero a Marcial le empezó a cambiar el carácter, ya no era esa persona afable, ni cariñosa, no, la crisis también le había tocado a él y la gente pronto empezó a preguntarse ¿qué es lo que le pasaba a Marcial?, esta todo el día metido en el despacho y no sale a tomar ni un café decían sus más íntimos.

Cabizbajo y sin ninguna gana de hablar Marcial iba del despacho del Ayuntamiento a casa, no le apetecía cruzarse con nadie, en realidad no se atrevía, él junto con su equipo se enfrentaba a unos duros recortes y esto a él lo tenía sumido en una gran tristeza, Boreal el pueblo donde él nació, donde estaba su vida, por momentos se hundía sin remedio y él no era capaz de sacarlo adelante.

Una mañana como otra cualquiera, Roció, Lola y Asunción llegaron a sus puestos de trabajo, Lola llevaba una temporada con mala cara, aunque dicharachera como siempre, pero no era la misma, tenía la mirada triste, llegaba siempre desganada a su puesto de trabajo. Pero esa mañana a la hora del “bocadillo” Rocío y Asunción decidieron que hablarían con ella, algo la estaba pasando, algo y parecía grave.

Fue Rocío la que a bocajarro le pregunto ¿Lola qué es lo que te pasa? Ella con una pieza de fruta en las manos, todavía sin pelar, la miro sonriendo, a mí, no me pasa nada, Asunción, dejó aparcado por un momento el sandwich de pavo y mirándola le contesto, te pasa algo y no nos lo quieres contar Lola ¿tan grave es?. Lola dejo que la fruta rodara por la mesa y la barbilla empezó a temblar, poco después sus ojos empezaron a humedecerse. 

Lola , se limpio los ojos, se puso en píe y les dijo en voz baja, tenemos un problema y es grave, Rocío y Asunción se miraron nuevamente, estaban acostumbradas a que Lola siempre hiciera de un grano de arena una montaña, pero esta vez, era diferente Lola llevaba así algún tiempo, algo grave de verdad estaba sucediendo.

Una vez terminada la jornada laboral como siempre a las 16,35 horas, Rocío y Asunción fueron a sus taquillas a cambiarse de ropa, allí las esperaba Lola con una carpeta azul debajo del brazo, ellas al verla se sorprendieron, Lola con la mano las hizo una señal para que se callasen y dejaran que las demás compañeras se fueran, están empezaron a cambiarse de ropa como si no pasara nada pero cuando el vestuario quedo solo, Lola sentada en unos de los banquillos, abrió la carpeta azul, mientras las otras se miraban entre sí.

Y sin más, les dijo esto es lo que me pasa, nos quedamos en la calle todas, Manuel definitivamente se jubila y está poniendo en venta la maquinaria del taller. No puede ser dijo Rocío terminado de abrocharse la blusa, debes estar equivocada, Asunción que ya había cogido la carpeta, busco sus gafas y empezó a leer, la cara de está lo decía todo, era verdad, Manuel andaba en conversaciones con unos empresarios chinos y con otros árabes, iban a vender la textil por partes. 

Rocío echándose las manos a la cara, miro a Lola y le pregunto ¿pero es legal? ¿puede hacerlo? Lola, mientras buscaba el tabaco dentro de su bolso, y sin mirarla la respondió , claro que lo es, no ves los papeles, ¿y nosotras? ¿qué va hacer Manuel con nosotras? Lola siguió buscando, pareciera que se había quitado un peso de encima y continuo diciendo, a la calle, nos vamos a la calle, tengo entendido que el mes que viene, vendrán desde la ciudad los tres hijos de Manuel y su abogado para ir preparando las liquidaciones, el mes que viene exclamo Rocío, no puede ser, eso es como quien dice ¡¡ya!!

Asunción, se quito las gafas metiéndolas en su funda, no dijo nada, busco su bolso con intención de marcharse, hacía como si no fuera con ella, las otras dos, la observan a la vez que se miraban entre sí, fue Rocío quien una vez más pregunto ¿qué haces Asunción?, me voy, le respondió sin mirarlas, me voy, tengo que pensar, tengo que pensar. Lola, se levanto y recogiendo todos los papeles que se habían ido desperdigando por el banco, los fue colocando en la carpeta y le dijo, espera 5 minutos más ¡¡muje!!, subo esto al despacho y nos vamos juntas. No, sentenció Asunción, me voy y abriendo la puerta metálica de los vestuarios, se marcho. Rocío, termino de ayudar a Lola y salieron juntas en busca de Asunción, sabían donde la podrían encontrar y fueron hacía allí.

Llegaron a Playa Chica en apenas 10 minutos, sabían que la encontrarían allí, era su refugio desde que eran pequeñas. Playa Chica, las reconfortaba, iban allí durante todo el año junto con sus familias, bien jugando con los niños cuando estos eran pequeños, y ahora que estos ya eran mayorcitos, también iban a charlar, a preparar alguna cena en verano y comida en invierno, o a sentarse en sus butacas sólo a contemplar el color del MAR, era como una pieza más de sus casas, una pieza más de sus vidas.

Asunción, las estaba esperando, había puesto la vieja manta y encima tres copas, al lado una botella de vino espumoso rosado (les encantaban). Habéis tardado mucho les dijo, mientras terminaba de colocar las copas, Rocío y Lola, no podían creérselo ¿qué celebraban? se preguntaban las dos amigas, ¿copas y vino espumoso?, Asunción se había trastornado definitivamente.

Ella, sentada sobre la manta, las miro desde abajo y les hizo una señal para que se sentarán, y empezó a servir el vino, Rocío y Lola siguieron sus indicaciones y no se atrevieron a molestar a Asunción mientras esta seguía sirviendo. Concluido el ritual, Asunción miro a sus amigas y les dijo, hablemos con Manuel, que nos deje presentarle una oferta. ¿Qué?, dijeron las dos amigas al unísono. Si, lo que oís, mañana a primera hora, nos presentamos en su despacho, le decimos que corren rumores de que quiere deshacerse de la textil y que nos de una oportunidad para pujar por ella, Lola, buscando de nuevo el tabaco en su bolso, le dijo, estás loca, no sabes lo que dices, ¿sabes del dinero que están hablando? Nosotras no podríamos ni acercarnos, en tres vidas más, y por fin encontró la cajetilla de cigarrillos y encendió un cigarrillo, Rocío, tomo un sorbo de vino, con la copa en la mano, y dirigiéndose a Lola, dijo, no es tan mala idea, sabes que Manuel y Marcial son como los padres de este pueblo, no creo que le haga demasiada gracia tener que venderle la fábrica a unos chinos o árabes. Podríamos intentarlo Lola el NO ya lo tenemos.

Lola, dio otra calada al cigarrillo y mirando hacia el MAR, les dijo, no hay clientes, no hay trabajo, la gente ya no compra ropa, no lo entendéis, pues nos reinventamos dijo Asunción sin pensárselo, ¿qué? dijeron de nuevo sus dos amigas, pues eso, que nos tenemos que reinventar, veréis, lo llevo pensado desde hace tiempo, en vez de confeccionar, podemos dedicarnos a todo tipo de arreglos, la gente gasta menos y arregla su ropa de temporada en temporada, la gente no compra tantos zapatos, pues también podríamos arreglárselos, ¿y tú que sabes de zapatería? le dijo Rocío mientras reía, yo nada le respondió Asunción, pero tu marido sí, ¿por qué no crear en el taller un hueco para estas funciones?. 

Lola, cogió la copa de vino y dejo que Asunción terminara, la idea cada vez la iba gustando más, y decidió que era hora que ella interviniese en la conversación, incluso dijo, yo puedo dedicarme a labores comerciales, podría tirar de agenda y de antiguos contactos, y empezar a vender la marca España, podríamos poco a poco a confeccionar de nuevo con precios muy competitivos, lo que viene a ser “comidos por servidos”, pero asegurándonos que el trabajo no se va fuera.

Rocío, trago de un sorbo todo el vino de su copa, y se metió en el agua gritando, definitivamente, nos hemos vuelto locas, estamos locas grito de nuevo y se zambullo en el agua, Asunción y Lola, la siguieron, rieron, nadaron hasta bien entrada la noche, su Plan estaba en marcha.

A la semana siguiente, las tres amigas/compañeras se presentaron en el despacho de Manuel, este se sorprendió al verlas y las invito a que se sentasen en la pequeña sala de reuniones. ¿En qué os puedo ayudar, chicas?, Manuel las conocía desde que nacieron y las tenía “cierto cariño”, aunque siempre mantenía las distancias. Verás Manuel, hablo Lola, nos hemos enterado que quieres deshacerte de la textil, Manuel se ajusto las gafas y empezó a garabatear en su cuaderno, ¿quién os lo ha dicho? , se supone que nadie lo sabe, y enseguida se dio cuenta que Lola, le llevaba todos los asuntos y dijo, es cierto, Lola esta vez te has pasado de la raya, es un tema de lo más confidencial, pero está no se dejaba amedrentar y lo miro duramente, contestándole si va en perjuicio mío y de mis compañeras, si es un tema nuestro Manuel, por un momento se hizo el silencio y aunque las tres sabían que Manuel era un buen jefe, nunca les trato mal, sabían también del carácter de este, no dejaba de ser su superior y eso todavía hacía más incomoda la situación.

Finalmente, fue Manuel quién rompió tan desagradable situación, diciéndolas, estar tranquilas, vas a recibir todo lo que os corresponde, como sabéis quiero jubilarme, quiero descansar, creo que lo tengo merecido, pero Manuel no decía la verdad, y de nuevo dijo, no puedo mantener más la textil, estamos bajo mínimos y tú Lola lo sabes mejor que nadie, no hay pedidos, la gente ya no compra ropa de calidad, me he explicado con claridad ahora, las tres afirmaron con la cabeza y Manuel dio por concluida la reunión, pero Rocío una vez más, le dijo pero se la vas a vender a los “chinos”, si a ti no te gustan los extranjeros , ya veo, dijo Manuel, que Lola os ha dado todo tipo de detalles volviendo la cara hacia ella, pero esta vez su mirada ya no fue tan dura. Es cierto que hay alguna oferta de ellos y como bien sabéis de un grupo árabe, pero no hay nada definitivo, ¿os queda claro chicas? intentando levantarse del sillón, pero fue Asunción quién esta vez tomo la palabra, y sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, le dijo, te falta la nuestra. Manuel, abrió los ojos y empezó a ponerse rojo por aguantarse la risa ¿qué me falta el que? pregunto de nuevo Manuel, Asunción tiesa como un palo, le dijo “nuestra oferta”, no pudo más y se echo a reír, se le saltaban la lagrimas, su cuerpo convulsionaba de tal manera que pareciera fuera a darle un ataque.

Una vez que se tranquilizo, Lola que había ido a por agua, se levanto del sillón se sirvió un gran vaso y mirando a través del ventanal, desde donde se divisaba todo el taller, siguió bebiendo del vaso que se había servido con anterioridad, y de espaldas a ellas, le dijo ¿os escucho? ¿cuál esa oferta a la que no voy a poder resistirme?, aunque su voz ya no sonaba autoritaria.

Verás comenzó a hablar Lola, te hemos preparado un Plan de Viabilidad para la textil, interesante, dijo Manuel, con cierta sorna, volviendo a su asiento, Lola encendió el proyector y de inmediato apareció un diapositiva donde habían analizado y planificado su actividad en el próximo año, evaluando y controlando todos los aspecto del negocio. Bien dijo Manuel, habláis de cómo lo vais hacer, de cómo vais a controlarlo, del beneficio que pensáis obtener y yo ¿qué pinto en todo esto chicas?. Ahora fue Rocío la que se levanto y se puso enfrente del proyector cogió su vaso de agua, y dirigiéndose a él, le dijo, nuestra idea es que nos alquiles la textil por un año, si trascurrido ese tiempo no hemos sido capaces de sacar nada en limpio, se rescindirá el contrato y como pago recibirás nuestros finiquitos, ¿vuestros finiquitos? si, los de todos los trabajadores de la textil, ¿todos? Volvió a preguntar Manuel, si todos, le respondió de nuevo Rocío, esta hablado y pactado. Manuel ajustándose de nuevo las gafas, se levanto, recogió su cuaderno y se marcho, sin decir una palabra.

Pasaban los días y Manuel continuaba acudiendo a su despacho como siempre, se mostraba igual, pareciera que la reunión jamás hubiera existido, seguía despachando con Lola, seguía haciendo sus llamadas, seguía bajando al taller, seguía todo igual, menos en una cosa, había paralizado todas las negociaciones en lo referente a la textil, el mismo, se acerco a la ciudad reuniendo a sus hijos y abogado para comunicárselo.

Manuel, decidió no demorar su decisión y tras terminar su jornada laboral 16,35 horas, le indicó a Lola que por favor llamara a sus otras dos compañeras, tenía ya una respuesta para ellas. Ella sin demorarse un segundo bajo las escaleras hasta los vestuarios casi de dos en dos, una vez allí les dijo a Rocío y Asunción que Manuel quería reunirse con ellas, las demás compañeras algunas a medio vestir corearon al unísono ¡nosotras nos quedamos!!, las tres amigas/compañeras, no pusieron oposición alguna y todavía con la ropa de trabajo puesta subieron a la pequeña sala de reunión de Manuel.

Manuel, las estaba esperando como siempre con su cuaderno y su vieja pluma entre sus manos, le indico con la mano que tomaran asiento, indicándole a Lola que se sentara a su derecha, esto las extraño un poco, pero siguieron sus indicaciones, una vez acomodadas, Manuel, siguió jugando con su pluma y sin mirarlas les dijo: 

…Tenéis nueve meses de contrato, Rocío que era la más espontanea, repito “nueve meses”, si, afirmo Manuel nueve meses, lo he pensado mucho y me lo voy a tomar como si fuera un embarazo, que se gesta, tendrá que ir madurando y finalmente veremos si la criatura “vuestra criatura” nace o no. Pero, Manuel, interrumpió de nuevo Rocío, es muy poco tiempo, Manuel, dejando su pluma esta vez sobre la mesa, y mirándolas firmemente, les dijo es mi última palabra. 

Asunción, era la más proactiva y contesto con un inmediato  “aceptamos” de nuevo sin encomendarse a nadie. Los otras dos amigas, al ver a Asunción decidida, se miraron una vez más y asintieron con la cabeza, Manuel se levanto de su sillón y fue estrechándoles la mano una a una, la semana que viene Lola ya tendrá los contratos preparados y en un mes toda la gestión del taller, pasará a vuestras manos. Lola, le pareció demasiado fácil y Manuel que la conocía le pregunto, ¿Lola está todo bien, tienes alguna pregunta más? Y sin más le dijo, si Manuel, ¿los finiquitos? ay, ay, Lola, soltando una carcajada, está pensado también, si fracasáis me quedo el 75%, recibiendo vosotras el otro 25% no ésta mal ¡Lola!.

Efectivamente, no las pareció mal y una vez concluida la reunión con Manuel, bajaron a los vestuarios, allí las esperaban sus compañeras, algunas con ilusión y otras con miedo, al ver las caras de Asunción, Rocío y Lola , sabían que Manuel había llegado a un trato con ellas y empezaron a gritar, fue Asunción quién pidió un poco de silencio para que Lola les explicara todo lo acontecido en la reunión, los nueves meses fue lo que menos les gusto, era poco tiempo decían por lo bajinis, es poco tiempo, pero Lola también les contó que Manuel solamente se quedaría con el 75% de sus finiquitos, el otro 25% era para ellas, hubo de todo, algunas suspiraron, otras dijeron que era mucho dinero para tan poco tiempo y entonces fue cuando Asunción con el dedo les hizo una señal para que callaran. Vamos a ver chicas, tenemos que ponernos ya a trabajar, y dejarnos en paz de “historias que no van a ninguna parte”. Tenemos nueve meses volvió a repetir y debemos planificarnos, ¿donde está Remedios? pregunto de nuevo Asunción, aquí grito una voz en el fondo ¿cómo va lo que te encargue? , Remedios se fue haciendo paso entre las compañeras y contesto, podemos pasar a por los arreglos de Aguja y Dedal cuando queramos, bien dijo Asunción, y tu como vas? Rocío mirándola con algo de miedo, contesto, me ha dicho la niña que podríamos contar con todos los arreglos de la Colonia Alemana, además quieren que les pasamos presupuesto para unos 60 disfraces ¿y qué ha pasado con los ingleses?, de momento podemos contar con arreglos de napa, me ha dicho que si quedan bien, podrían encargarnos algunas cazadoras y abrigos nuevos, bien dijo de nuevo Asunción, ¿te toca? Mirando a Lola, está les conto que tenía concertadas dos reuniones una de ellas con una gran superficie para confeccionar camisetas de baja calidad y la otra con la subcontrata del Cuerpo de Policía Municipal para realizar de momento parte de los nuevos uniformes, bien dijo otra vez Asunción y quitándose las gafas, se dirigió de nuevo a todas ellas, os dais cuenta que tenemos trabajo de sobra para arrancar, veis lo que podemos hacer si somos proactivos ¿pro queee? dijo una voz del final, que si nos adelantamos a los acontecimientos y somos capaces de planificarnos bien, tendremos trabajo durante mucho tiempo, ahhh se volvió a escuchar, y todas empezaron a reír. 

Meses más tarde, la textil funcionaba a todo “gas” trabajaban y mucho, algunos de los hombres que estaban en paro fueron a parar allí, alguno cambio su Audi por una pequeña furgoneta y otros en sus propios coches recogían y repartían los encargos, los pedidos de Lola también llegaron era única vendiendo la marca España y así fue como Marcial el alcalde contagiado de tanta actividad y de ilusión, contacto con un grupo que quería edificar una de las Residencias para la tercera edad más grandes de la zona, cediéndoles los terrenos con la condición, que todo el personal a excepción del sanitario sería de Boreal y así fue como el pueblo volvió a vivir, es cierto que ya no se veían Audis, es cierto que las urbanizaciones a medio construir quedaron así, pero algunos pudieron volver de nuevo a sus casas, no, ya no había aparcados cochazos, sino modestos utilitarios, pero trabajaban, sacaban a sus familias adelante, ninguno se hizo rico, pero consiguieron que el trabajo no les faltará nunca.

…No busquéis Boreal en el Google Maps, no existe, o yo no he sabido encontrarlo, pero imaginaros ¿Por qué no hacer de este país una gran cooperativa? ¿utopía?