sábado, 13 de agosto de 2016

CUATROCIENTOS VEINTISÉIS EUROS

Esta es una historia inventada, o quizá no. Es el la historia de Reme y Soledad que además de amigas son vecinas desde que nacieron.

La vida las llevó por distintos derroteros, para acabar de nuevo en el barrio. El barrio que las vio nacer, jugar, pelear  y  donde se fumaron su primer porro.

Han vuelto al barrio, en realidad Reme nunca salió de él. Le gusta estar allí, por eso compró hace ya algún tiempo una vivienda. Una vivienda pequeña pero que ahora era ya suya. Sin embargo Soledad ha vuelto a casa de su madre, junto con su hijo Javier

Reme lleva un tiempo desempleada, trabajaba en la cocina de un colegio y fue de patitas a la calle al no conseguir prorrogar su empresa de nuevo el contrato con la Comunidad de Madrid.

Soledad trabaja por su cuenta dice que es “vidente” y que el negocio no la va nada mal. Y debe ser verdad porque no le falta detalle ni a ella ni a su hijo.

Se ven cada día, con sus respectivas mascotas. Una mañana que andaban paseando,  Soledad le cuenta a Reme que le han dicho que puede solicitar el subsidio de los 426 euros (perdonar pero mi ordenador. Es tan mayor como casi la que suscribe y no tiene el símbolo del Euro). Reme la mira con cierta preocupación y le pregunta ¿Van mal las cosas? Nooooo!!! le responde su amiga. Que va, pero si me lo dan eso más que tengo, además cumplo con todos los requisitos madre soltera, llevo más de un año inscrita en el paro en fin. ¿Por qué no solicitarlo?, termina de diciendo.

Reme,  es un poco apocada y no se atreve a decirle a su amiga que tiene mucha cara dura y que le dan ganas de ir a denunciarla. Sin embargo mira el reloj y le dice: Nos vamos, se hace tarde.

Al día siguiente no se ven, Reme no le da demasiada importancia, piensa que estará con alguna de sus clientas hablando por teléfono. Pero de camino a casa se encuentra con ella y Soledad le convence para que la acompañe. Es una mañana de primavera y se está bien en la calle, piensa Reme, además no tengo demasiadas cosas que hacer.

Se sientan en uno de los bancos del parque y Soledad le ofrece un cigarro de los de verdad, y mientras le ofrece el mechero, le dice: ¿A qué no sabes de donde vengo? Reme la mira y niega con la cabeza mientras le dan una gran calada a su cigarro de verdad. He estado en el INEM le vuelve a decir Soledad. Reme le pregunta ¿Te tocaba fichar?. No, le contesta  su amiga vengo de solicitar eso de lo que estuvimos hablando ayer.

Ahhh!! dice Reme, y ¿qué ha pasado?. Mi han dicho que con toda seguridad me lo darán tengo que esperar a que me envíen una notificación y de ahí contar un mes, entonces empezaré a percibir el subsidio. El coñazo, sigue diciendo Soledad es que me hacen ir todos los meses a fichar.

Reme, no quiere seguir escuchando y le da la última calada a su cigarro de verdad dejando con la palabra en la boca a su amiga. ¿Dónde vas? le dice Soledad. ¿Pero qué es lo que te pasa?...

Ella no quiere contarle que ha solicitado una prórroga y que se la han denegado. Y que   tendrá que tirar de sus  mermados ahorros durante seis meses.

Como he dicho al principio esta puede ser una historia real o quizá inventada. Yo creo en las Meigas.