jueves, 28 de mayo de 2015

EL LOBO Y LAS OVEJAS


Hoy, todavía, a mi edad, hay cosas que me sorprenden casi siempre gratamente, por ejemplo,  que venga alguno de mis chic@s y me abrace o me plante un de beso porque sí, que Fígaro me dé un lametazo, porque sí. Que le voy hacer me sorprendo y me hace feliz.

Sin ir más lejos, lo que sucedió el pasado domingo me sorprendió  y también mi hizo feliz. Resulta que la expresión “Qué viene el lobo” se hizo realidad, pero con un final bastante distinto, las ovejas hirieron al lobo, vamos en argot taurino (lo siento por los anti taurinos), EL LOBO quedo herido de muerte.

Y es que las ovejas llevaban demasiado tiempo amedrantadas, demasiado tiempo tristes,  su lana cada día que pasaba era menos abundante, más grisácea, de menos calidad, apenas daban balidos   y todo era debido al yugo a que  EL LOBO y su manada, las tenía sometidas.

“Qué viene el lobo”, “Qué viene el lobo”, gritaba en el cuento Pedro, “Qué viene el lobo” “Qué viene el lobo” gritaba el joven pastor que cuidaba de las ovejas.

Pero el pasado domingo, Pedro el joven pastor del cuento se quedo a cuadros, cuando observo como las ovejas alegres y acicaladas para la ocasión se disponían a llevar su plan a cabo.

Llevaban tiempo esperando, algunos todavía recuerdan como EL LOBO  hacía ya cuatro años los engaño con sus promesas, todavía recuerdan como EL LOBO les convenció para que les dejará hacerse cargo de ellas. En aquella ocasión votaron y decidieron darle su confianza, decidieron por mayoría absoluta poner en sus manos sus vidas.

EL LOBO,  enseguida se hizo fuerte, y envío un mensaje urgente  a su manada. No tardéis en llegar. Todo ha salido según lo previsto.

La manada, llego de inmediato, cada uno de ellos sabía bien lo que hacer. EL LOBO les había aleccionado hacía ya tiempo y poniéndose manos a la obra empezaron a trabajar.

No dejaron de acosar a el rebaño, no los importaba que las ovejas cada vez estuvieran más y más delgadas, no les importaba que su lana cada vez fuera cada vez más escasa y que su color fuera ya el original. No les importaba tampoco que los corderos decidieran escapar del rebaño para salir fuera, sabían que si seguían allí, no tendrían ninguna oportunidad.

Empezó a escasear los alimentos,  los cuidados sanitarios  eran cada vez más deficientes y la enseñanza cada vez estaba más deteriorada.  Se asfixiaban pero no eran capaces de hacerles cara. Hablaban entre ellas. Esto tiene que acabarse decían. …No podemos aguantar más …Están acabando poco a poco con nosotras, pero siempre hablaban en bajito, siempre lo hacían en corrillos. Nunca le plantaron cara.

Hace relativamente poco tiempo, la cosa cambio, las ovejas más jóvenes y sin ninguna gana de marcharse del rebaño  empezaron hablar sin miedo. Tenemos que deshacernos de ellos. No pueden tratarnos de esta manera. Nos engañan. Nos arrebatan lo nuestro. Hay que acabar con ellos.

La ilusión, volvió a resurgir entre el rebaño, EL LOBO junto con su manada, no entendían demasiado bien que es lo que estaba sucediendo. ¿Qué les pasa decían? Debían estar agradecidos, después de todos nuestros esfuerzos. Panda de ignorantes llego a decir uno de ellos. Pero el nerviosismo y el desasosiego llego a instalarse entre ellos, llegaba el fin de su mandato y la cosa no iba bien.

Trataron de hablar con el rebaño, a fin de convencerles, les prometían la luna y el sol, pero el rebaño ya no les hacía caso, habían perdido su confianza sin más.

Llego el día acordado para darle una respuesta al LOBO y a su manada, debían decirles si volvían a quedarse con ellos, o por lo contrario debían de coger sus bártulos y marcharse para siempre.

No hubo tumultos, no hubo voces, no hubo ruido. Sólo hubo un rebaño unido, un rebaño sin miedo, un rebaño que grito al unisonó ¡¡MARCHAROS!!

Y así fue como el LOBO y su manada, están haciendo sus maletas, eso sí repletas de todo, pero saben que ya no volverán.