miércoles, 13 de agosto de 2014

UN FRANCO CATORCE PESETAS

Como todos los días Alberto abre su correo, como todos las semanas y sin fallar una sola semana, tiene noticias de Carlos.

Ellos se conocieron en la Escuela Superior de Cocina de Madrid. No eran buenos estudiantes, pero con una buena habilidad para cocinar, así que sus respectivas familias les convencieron para que realizarán allí sus estudios.

Les fue muy bien, desde el primer día Alberto y  Carlos congeniaron, siempre les tocaba en el mismo grupo, siempre eran ellos los que trataban de poner a Alfonso en un aprieto. Tienen curiosidad e iniciativa y muy buena disposición para aprender  decía siempre Alfonso en todas las reuniones con sus padres y tutores.

Los últimos tres meses del último curso fueron bastantes estresantes, tenían varias degustaciones que realizar, tenían que estudiar las asignaturas “coñazo” (eso era lo peor, hincar los codos) tenían que preparar el Proyecto de Final de Curso. Así como asistir a las clases de inglés,  donde curiosamente  ellos habían dado clases desde muy pequeños, pero donde nunca coincidieron,  aunque con el mismo nivel uno iba al “A” y el otro “B”.

Fueron meses en los que los chicos, no tenían tiempo para nada, de aquí para allá, sin apenas fines de semana, las familias, aunque orgullosas, también estaban algo preocupadas. Tendrías que relajarte un poco, le dijo un día la madre de Alberto, ¿por qué no dejas por un tiempo las clases de inglés?

No, le dijo, mientras terminaba de cerrar su mochila. Las clases me relajan. No, no puedo dejarlas ahora,  cuanto mejor formado este,  mejor. Ella tuvo que callar, pues fue la que insistió en apuntar a su hijo a la Escuela Oficial de Idiomas haciendo cola desde la madrugada para que le dieran plaza. 

No había reproche en las palabras de Alberto, porque  según pasaba el tiempo, y en silencio tuvo que claudicar y dar la razón a sus progenitores. Tenía que formarse, tenía que aprender un idioma. Lo que sus padres, no le habían dicho, es que seguramente tendría que abandonarlos y viajar fuera del país, si quería trabajar.

Alberto abrió el correo de Carlos y sonrió:
¡¡Que pasa tío!!, por aquí no mucho, el tiempo como siempre, triste y la gente igual de triste, no me extraña que estén deseando marcharse de vacaciones a España, los días son cortos y el sol no sale y cuando lo hace, yo no lo veo jajajaja. 
¡¡Notición!!, hoy he preparado mi primer sándwich, tío no veas que nervios, tenía al jefe de cocina pegado en la nuca, haciendo un peculiar ruido con la boca, que me ponía enfermo.  Parece ser que les ha gusto, pero por lo visto sale algo caro, y no ven que tenga demasiada salida, así que he vuelto a pelar verduras y fregar algunos cacharros, aunque ayer llego otro español y le han dado mi puesto, ahora soy su JEFE jajajaja. 
Me han subido el salario ahora me pagan la hora a 7,65 euros la hora (neto) y me han hablado de nuevo en  ampliarme el horario, aunque el contrato quedaría igual. 
No sé Alberto, lo mismo me busco otra cosa, aquí en Londres sitios para fregar cacharros sobran y a lo mejor me dan alguna oportunidad para volver a cocinar, bueno, para preparar otro sándwich aunque procuraré que no salga tan caro. 
Alberto, os echo mucho de menos a todos, aunque aquí, hacemos piña, y en cuanto tenemos un minuto, montamos una fiestecilla,  pero para que engañarte, me gustaría volver, me gustaría buscar ese local del que tanto hemos hablado y montar nuestro pequeño restaurant, pero sé, que la cosa allí en “casa” no mejora,  cada vez tenemos menos oportunidades, así que vamos a tener que esperar un poco más. 
Bueno y tú ¿cómo vas?, en tu último correo decías que  sigues buscando curro, que has vuelto a ver Alfonso, pero que sigue sin decirte nada de entrar a trabajar en la Escuela de Cocina como becario. 
Tío, no esperes más y compra  un billete para Londres, yo te busco curro, ya sabes lo que vas hacer, pero a lo mejor aquí podemos hacer realidad nuestro sueño, no te lo pienses y “vente pa´Londres tío” jajajaja.

Alberto, cierra el correo, hoy no le va a contestar. De inmediato  abre Google y  teclea “Vuelos baratos a Londres”.

Hace pocos días, emitieron por cuarta vez la película de Carlos Iglesias  “Un franco, catorce pesetas”, y yo por cuarta vez también me la trague, me encanta, me parece que aunque muchos de estos jóvenes, no hayan visto una peseta en su vida, saben perfectamente lo que es marcharse a otro país para hacer realidad sus sueños, saben perfectamente el precio que tendrán que pagar si quieren desarrollarse profesionalmente o simplemente salir a trabajar para  poder sobrevivir.

Aunque en distintos tiempos, refleja o al menos para mí, la realidad que volvemos a vivir en este país. Antes eran nuestros padres o tíos los que inmigraban, trayéndose sus buenas “perrillas” para terminar de pagar ese piso en el extrarradio, o apareciendo con esos megas coches Peugeot, o Citroen que  hacía las delicias de grandes y pequeños. Ahora son nuestros jóvenes los que tienen que volver a salir, algunos volverán, otros habrán encontrado ese pequeño local, haciendo realidad sueño.

Soy de las personas que piensa, que es bueno que salgan, que es bueno que conozcan, que es bueno que se “busquen la vida”, que es bueno que sepan que los milagros de la nevera llena y la ropa en el armario lavada y planchada no existen Es cierto,  que deben salir, pero, también es cierto que deben salir cuando ellos quieran, que elijan marcharse porque crean que es lo mejor para ellos, porque tengan curiosidad.


Desgraciadamente, no es así, no eligen, no hacen lo que quieren, se ven obligados a salir de su país, se ven obligados abandonar a sus familias, a comenzar una vida lejos de ellos, no porque ellos lo hayan elegido, sino, porque no les queda otra salida.

jueves, 7 de agosto de 2014

¿INSOLIDARIA?, QUIZÁ



Hace ya algún tiempo, que el Ramón y Cajal ya no tiene secretos para mis hermanos y para mi, hace ya algún tiempo que la Neurología, para nosotros no tiene secretos tampoco, entendemos de carótidas, entendemos de doppler, entendemos de stent, entendemos de tratamientos.


Es una enfermedad traicionera, no avisa, no sientes nada, en mi caso la última vez que paso, ella, empezó a gesticular, moviendo mucho los ojos y a estrujarse las manos, pero no se sentía mal. Una vez en urgencias, nos dijeron que fue otro pequeño infarto cerebral, las carótidas sobre todo la derecha ya había dado todo lo que daba de sí, decidiendo, implantarla el stent, aunque era mayor, tenía una buena salud y el único fallo que tenía era ese,  el stent la iba a dar calidad de vida. El tema se complico y los médicos (cardiólogo y neurólogo) se asustaron lo que pensaban que iba a ser una pequeña intervención fue algo más . Pero ella resistió y salió adelante.

Después del susto, nos dieron el alta, pasando nuestras revisiones (doppler, consultas etc., etc), con un trato siempre correcto y cariñoso hacia ella.

Hace apenas quince días, teníamos otra de las revisiones, todo va yendo bien, están contentos con ella, y nos dicen, como de costumbre, que pidamos cita para dentro de un par de meses para realizarla  otro doppler y ver cómo va la otra carótida.

Salimos al mostrador a solicitar dicha cita, la secretaría no dice que no hay fechas disponibles, yo la sonrío y  respondo que no pasa nada,  podemos esperar hasta que pase el verano, que es una prueba rutinaria, ella me mira de nuevo y me contesta que la agenda está ya cerrada que la prueba tendrán que realizársela en enero y que no puede darnos cita porque todavía no la han abierto. 

Justo detrás de mí se encontraba el médico que la trata y desde mi oreja derecha escucho su voz diciendo, eso no puede ser, mire bien, la secretaría algo nerviosa, contesta de nuevo que no hay fechas disponibles. Pues habrá que hacerla una hueco, vuelve a decir el especialista, saliendo disparado al ascensor. La secretaría nos indica que subamos a la quinta planta Neurología y que allí hablemos directamente con el jefe médico y que nos indique que hacer. 

Mi hermana y yo nos miramos y no podíamos creer lo que estaba sucediendo, no hay fechas disponibles, le repetí a mi hermana, y estamos a principios de Agosto, ¡¡increible!!, me voy a la quinta, le dije. Cuando subí a la planta me dirigí al despacho donde los médicos se reúnen y les conté lo que nos había pasado, recalcando que siguiendo las instrucciones de su compañero, había que hacerle un hueco a mi madre, para que la hicieran la prueba lo más rápido posible. 

Salimos de allí, con la garantía que la prueba se la iba a realizar dentro de unos meses, de hecho, tenemos ya la comunicación vía SMS.

Y ahora, os preguntaréis a que viene todo esto, pues francamente a lo que nos tiene a todos en vilo o por lo menos, a mí, me estoy refiriendo al sacerdote Miguel Pajares, me estoy refiriendo a que la entrada de este hombre en España, nos puede traer PROBLEMAS muy gordos, me estoy refiriendo a la infraestructura del viaje, me estoy refiriendo que han dejado un hospital, perdón un planta para su curación (si la hay).

Quiero que se me entienda, a lo mejor es el miedo el que habla en estos momentos, a lo mejor es la rabia de los medios que se han puesto a disposición de esta persona, a lo mejor es incapacidad para decir, NO, ahora mismo este país no puede permitirse esos lujos, a lo mejor me estoy refiriendo a que ese hospital puntero en especialidades de enfermedades contagiosas se cerró, por falta de medios, convirtiéndolo en un geriátrico y ahora por arte y magia se ha vuelto abrir para esta persona.

Es cierto que es un caso de humanidad, es cierto que es un caso del que se habrá hablado en casi todo el mundo, nos hemos puesto a la altura de EEUU, ¡¡¡biennn!!!, supongo que este gobierno habrá dicho “si los yankis pueden nosotros también”.

No me importa en demasía si EEUU puede permitirse ese lujo, pero lo que si tengo claro es que nosotros NO podemos, llamarme insolidaria, mujer sin corazón, me da igual, y así lo escribo, cuando hay personas en este país, que tienen enfermedades de las que llaman “raras” y el único recurso que les queda es salir a la calle, salir en las televisiones para recaudar fondos para sus hijos y llevárselos fuera, cuando hay gente que necesita un tratamiento y se  ve abocado a dejarlo por falta de medios económicos, cuando hay personas impedidas que necesitan atención y no la encuentran por no disponer de medios económicos, cuando hay muchísima gente, pero cuando digo muchísima es muchísima, que está esperando a que le operen, que está esperando a que le hagan una simple prueba rutinaria, encontrándose que cada vez disponen de menos medios, que cada vez se dispone de menos personal,  para mí, no es justo de ninguna de las maneras.

Él es una persona, de acuerdo, hay que ayudarle y poner todos los medios disponibles para su curación, claro que sí, pero él pertenece al “clero”, el lleva trabajando para esa empresa cincuenta años y está puede y debe permitirse ese “lujo” ( perdón, por la palabra "lujo" pero es así) la IGLESIA, se lo debe. Ella dispone de muchísimos medios, me atrevo a decir que mas que nosotros, repito,  puede  y debería hacer estas cosas.

Pido de nuevo perdón, pero me parece tan injusto, aparte de ser una temeridad por parte de nuestro gobierno. No sabemos nada del Ebola, al menos yo, se que mata, sé que no hay cura, sé que uno se muere en cuestión de días, alarmista, pues a lo mejor.

No soy una persona insolidaria, no lo soy, no me juzguéis mal, soy buena gente, de verdad, pero ante estas cosas, no puedo, se me remueve algo por dentro, que tengo que sacarlo, así que, lo escribo y sé, que es el sentimiento de mucha gente, aunque no lo digan, y sé que estamos todos muy preocupados aunque tampoco lo  digamos. Ese es el problema de este país que seguimos sin decir nada.