Se
habla estos días de este individuo (si, definitivamente, “individuo”) que ha
engañado, estafado a personas corrientes, personas trabajadoras, personas de
andar por casa.
Personas,
que a base de muchos esfuerzos guardaron todos sus ahorros para lo que les pudiera suceder en un futuro, que por cierto es bastante incierto, para poder pasar una
vejez más desahogada, para poder ayudar a sus hijos en caso necesario,un dinero, que es suyo de nadie más, pero que desgraciadamente y con “muy malas artes”, se lo quitaron y se lo quitaron
TODO.
Lo
tenían todo muy bien pensado, ofrecerían su producto a personas muy concretas a
personas conocidas del barrio, esos de los que iban a poner la cartilla o
cartillas “al día”, esos que iban con
sus cartillas a sacar el dinero para la compra de la semana, esos que abrían una
cuenta para poder irse unos días de vacaciones con la familia, o abrían una
cartilla para la universidad de los chicos. Esos que poco a poco y como decía la
Maura “tacita a tacita” consiguieron
pagar su piso, consiguieron marchar unos días a Santa Pola de vacaciones, y consiguieron enviar alguno de sus hijos a la Universidad.
Eran
personas normales y corrientes donde por primera vez abrieron una cuenta en la
Caja de Ahorros, donde más tarde confiaron sus ahorros a Caja Madrid, y donde
finalmente fueron engañados, estafados por Bankia. Personas siempre fieles a
una entidad.
Se
hablado mucho de Miguelito y la Caja, pero a mí me da por pensar un poco (muy
poco, si lo hago demasiado, me duele la cabeza) y me digo a mi misma que él
junto a otros estafadores organizaron todo este “tinglao” enviaron
ordenes muy concretas a todo el grupo, bien, hasta ahí de acuerdo, pero los ¿directores
de las sucursales no son tan estafadores como Miguelito y sus secuaces? ¿no
tienen la misma responsabilidad que ellos? ¿no fueron ellos quien hicieron el
trabajo sucio, estafar a sus clientes?.
A
mí me parece que sí, no tuvieron el menor escrúpulo en ofrecer a estas personas
estos productos, ellos llamaban a estas personas hasta que les hacían firmar y porque no decirlo “su sentencia de muerte”,
los engañaban diciéndoles la gran rentabilidad que les iban a dar, les
engañaban diciéndoles que era un producto único (y tanto digo yo), les
engatusaban con una serie de palabras técnicas que nosotros “lo de andar por casa, no entendemos. ¿No tienen ellos alguna responsabilidad
también?.
No
quiero que se me entienda mal, ni mucho menos, para mi Miguelito NO debía de a
ver salido de la cárcel, debería estar con sus amigotes Bárcenas, Díaz Ferrán y
compañía contándose lo bien que se lo pasaban en sus cacerías, mientras juegan
una partida de domino, y no yendo a declarar desde su casita y encima escoltado por la policía
nacional, policía que pagamos todos nosotros.
¿De
qué tiene miedo, Miguelito?, lleva un coche blindado ¿no es así?, aunque
manifestase no hace mucho tiempo que “era un coñazo” ¿de qué tiene miedo
Miguelito? quizá porque reconoció el engaño, la estafa que se le ha hecho a estas personas,
pero que a la vez se permite del lujo de declarar y cito textualmente:
”
La comercialización de las participaciones preferentes, Blesa ha asegurado que es
consciente del perjuicio que se ha hecho a los pequeños ahorradores, pero
ha añadido que, en su caso, no admite haber hecho daño con ellas. Al respecto,
ha aclarado que quienes invirtieron en preferentes no decían "nada"
mientras cobraban intereses, pero "las cosas han venido mal y ahora viene
la tragedia".
¿De qué tiene miedo, Miguelito?,
Pero,
yo insisto que va a pasar con toda esa gente, me refiero a toda esa “gentuza”
que trago, bien por miedo, bien porque se deben de llevarse muy poco con
Miguelito, bien por llegar a los dichosos objetivos, …vete tú a saber.
¿Dejaran
que se vayan indemnes?
Imagino que para alguno de ellos no debió nada
agradable, pero también imagino, que
igual que su “jefe” no tuvieran ningún escrúpulo en engañar, estafar, uno a uno a todos de sus "mejores" clientes, tengo la certeza, que alguno
de ellos, tendrían y tendrán todavía problemas
para poder conciliar el sueño.
Me
pregunto qué habría pasado si uno sólo uno de ellos hubiera levantado la mano y
hubiera dicho “yo no puedo ofrecer esto, a mis CLIENTES, esto es una verdadera
estafa”, que abría pasado si a ese, le hubiera seguido otro, y al otro, otro,
otro.
A
lo mejor, sólo a lo mejor dormirían como unos verdaderos “angelitos”.
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