Llevas cerca de dos años sin trabajar, has agotado todas las prestaciones y de repente suena el teléfono, necesitan un camarero para una cadena de hostelería, quieren conocerte, quieren ver como trabajas. De inmediato, aceptas, estas contento, te integras de nuevo al mundo laboral, te dices.
Al día siguiente te presentas en la dirección que te han indicado, estas algo nervioso, los miedos de “siempre” afloran de nuevo, pero no puedes permitírtelo, llevas demasiado tiempo en el “dique seco, tienes que reflotar de nuevo”.
Hablan contigo, te entrevistan y te cuentan las condiciones económicas 1000 euros por diez horas de trabajo, te dicen también, que la primera semana estarás a prueba sin retribución alguna, estas a prueba, te dice, el encargado mirándote con cara de “es lo que hay, o lo tomas o lo dejas”. Tu ni te lo piensas dos minutos, y cruzando los brazos le dices a tu futuro jefe que aceptas, preguntándole ¿cuándo empiezo?, mañana, mientras no deja de mover el dedo por la pantalla de su móvil, te espero a las doce de la mañana.
Sales de la cafetería, más contento que unas pascuas. Sales diciendo que al final te van a contratar. El trabajo sabes hacerlo, tienes muchos años de experiencia, respiras hondo y te diriges al metro, quieres llegar en cuanto antes a casa, estas contento.
Ella, también en paro desde hace algún tiempo te espera en casa, aunque sabe que eres un buen profesional y que harás todo lo posible por conseguir ese trabajo que tanta falta os está haciendo, no puede evitar estar nerviosa y decide adelantar la plancha de los domingos por la tarde. Cuando llegas, ella sigue todavía planchando, te mira a la cara y tú la sonríes, “chiqui” creo que me lo han dado, ella, suelta la plancha y se acerca lentamente a él y repite ¿creo?, bueno le dice mientras se quita el anorak y se sienta en el sofá voy a estar una semana a prueba y si les gusto, me harán el contrato. Ella vuelve a preguntarte ¿una semana a prueba? Si, contestas, mientras te enciendes un cigarrillo, ella que no tiene un pelo de tonta, vuelve a pregunta mientras coge un cigarrillo de tu pitillera ¿cuánto te van a pagar? NADA, respondes, ¿pero te asegurarán? TAMPOCO vuelves a responder, mientras le das una calada al cigarro, no pongas esa cara le dices, mientras la tomas la mano “es lo que hay, o lo tomas o lo dejas”.
Finalmente a terminado la semana de prueba, la has pasado satisfactoriamente, eres un buen profesional, te dice el encargado, mañana firmamos el contrato. A la mañana siguiente, llegas al trabajo un poco más emocionado, hoy vas a firmar y por fin llegará esa tranquilidad que tanto esperabas. Al leer el documento, te quedas de piedra, no puede ser lo que te están ofreciendo un contrato de CUATRO HORAS, las pagas extras se prorratean durante todo el año, y las seis horas restantes se las abonan en NEGRO, así que al final después de 10 horas de trabajo diario, a efectos legales, costará que has trabajado únicamente cuatro horas.
Sales de tu turno, cabizbajo, con una copia del contrato en el bolsillo del anorak, sales indignado, es injusto además de ilegal, pero “es lo que hay, o lo tomas o lo dejas”.
Cuando llegas a casa le hace entrega a tu mujer de la copia del contrato, esta no puede creérselo y mirándote le dice, tendríamos que ir a magistratura y denunciarlos, esto es un ENGAÑO, te has quitado el anorak, y a media voz , dices, de que nos serviría, estoy seguro que mañana, habría cien personas en la puerta para aceptar el trabajo, no te enfades chiqui.
Mira de momento vamos a ir saliendo, esto no tiene visos de cambiar y si lo hace, va a ser en estas condiciones, es cierto que es denunciable, pero no tenemos esa mentalidad, no estamos educados y si no mira a tu alrededor, vuelve a decirle mientras abres la nevera y buscas algo que picotear. ¿Si tú ves que alguien de tu entorno está haciendo truco con Hacienda, le denuncias o le preguntas como lo ha hecho para que a ti tampoco te pillen?.
Tu sabes que lo hemos vivido con el colegio de la niña, ¿cuántos papás han chanchulleado su nómina para obtener más puntos y así obtener una plaza en la guardería pública? ¿Por qué no pedimos la factura al del taller cuando nos hace alguna reparación en el coche? Y si tenemos algunos ahorrillos, no les preguntamos al de la entidad bancaría ¿de que manera podemos camuflarlos?.
Pero, es injusto te dice ella, y vuelves a repetirla, es injusto porque ahora nos toca a nosotros el bolsillo, es injusto por la situación que tenemos. Pero es injusto desde siempre ¿cuántos años hemos estado trapicheando?, ¿cuántos años las empresas han trapicheando? hemos hecho la vista gorda. Es injusto claro que sí, pero ... “es lo que hay, o lo tomas o lo dejas”.
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