Cuando el bolsillo está sano, opinamos de la situación del país, de los dichosos recortes, pero no nos implicamos, no nos interesa, porque no nos afecta de momento, sufre recortes laborales, sufre las subidas de impuestos, pero el bolsillo está en perfectas condiciones.
Nuestra vida sigue igual, ponemos el telediario y delante de un buen filete con lechuguita (hay que cuidar la línea) pensamos ay!! ay!! pobres!!! les pasa eso porque han querido vivir por encima de sus posibilidades, tenían que haber previsto que esto podría pasar.
Nosotros a lo nuestro, con el filete ya en la boca, pagando nuestra hipoteca, haciendo nuestra compra de principios de mes, yendo al cine, al teatro, contratando algún viaje exótico (hay que culturizarse también) vamos de compras y nos damos el caprichito “porque yo lo valgo”, seguimos mirando ese catalogo del último modelo que ha sacado Volvo y que el vecino del 3º izda nos ha dicho en el garaje que sale muy bien de precio. El bolsillo sigue sano
Pero un día, el bolsillo se empieza a sentirse mal, empieza a tener ciertos síntomas cada vez más graves, dicen los entendidos que se le ha producido una enfermedad crónica y dolorosa para la que de momento no hay remedio.
Y empezamos a experimentar el síndrome de “salir del sofá”, empezamos a experimentar el síndrome de “salir a la calle”, experimentamos el síndrome de las“movilizaciones”, experimentamos el síndrome de los “paros laborales”, necesitamos buscar apoyos, necesitamos gritar, necesitamos que los de arriba nos escuchen y los de más abajo se unan a nuestra causa ….la de nuestro bolsillo.
De nuevo en casa, delante de un pescadito a la plancha (porque seguimos cuidándonos), miramos de nuevo el televisor, pero ésta vez más distraídos, pensando en cómo pagar la dichosa hipoteca del casaplon que por medio de un GRAN amigo nos metimos, pensamos en cómo vamos a pagar las carreras de los niñ@s en la Universidad Privada, de cines, teatros y otros menesteres ni nos acordamos, por cierto tendremos que prescindir de la señora que tenemos a diario en casa¿?no, no, que venga un par de días a la semana nos apañamos, y de cambiar de coche y salir a esquiar estas Navidades ni hablar.
Y vuelve a mirar a la tele, con el pedazo de pescado en el tenedor todavía, queda absorto y no cree lo que está oyendo....
“Ay, ay, ay pobre lo tenías que haber PREVISTO”
No hay comentarios:
Publicar un comentario