Esta es una historia inventada, o
quizá no. Es el la historia de Reme y Soledad que además de amigas son vecinas
desde que nacieron.
La vida las llevó por distintos
derroteros, para acabar de nuevo en el barrio. El barrio que las vio nacer, jugar,
pelear y donde se fumaron su primer porro.
Han
vuelto al barrio, en realidad Reme nunca salió de él. Le gusta estar allí, por
eso compró hace ya algún tiempo una vivienda. Una vivienda pequeña pero que
ahora era ya suya. Sin embargo Soledad ha vuelto a casa de su madre, junto con
su hijo Javier
Reme lleva un tiempo desempleada,
trabajaba en la cocina de un colegio y fue de patitas a la calle al no
conseguir prorrogar su empresa de nuevo el contrato con la Comunidad de Madrid.
Soledad trabaja por su cuenta
dice que es “vidente” y que el negocio no la va nada mal. Y debe ser verdad
porque no le falta detalle ni a ella ni a su hijo.
Se ven cada día, con sus
respectivas mascotas. Una mañana que andaban paseando, Soledad le cuenta a Reme que le han dicho que
puede solicitar el subsidio de los 426 euros (perdonar pero mi ordenador. Es
tan mayor como casi la que suscribe y no tiene el símbolo del Euro). Reme la
mira con cierta preocupación y le pregunta ¿Van
mal las cosas? Nooooo!!! le responde su amiga. Que va, pero si me lo dan eso más que tengo, además cumplo con todos
los requisitos madre soltera, llevo más de un año inscrita en el paro en fin.
¿Por qué no solicitarlo?, termina de diciendo.
Reme, es un poco apocada y no se atreve a decirle a
su amiga que tiene mucha cara dura y que le dan ganas de ir a denunciarla. Sin
embargo mira el reloj y le dice: Nos
vamos, se hace tarde.
Al día siguiente no se ven, Reme
no le da demasiada importancia, piensa que estará con alguna de sus clientas
hablando por teléfono. Pero de camino a casa se encuentra con ella y Soledad le
convence para que la acompañe. Es una mañana de primavera y se está bien en la
calle, piensa Reme, además no tengo demasiadas cosas que hacer.
Se sientan en uno de los bancos
del parque y Soledad le ofrece un cigarro de los de verdad, y mientras le
ofrece el mechero, le dice: ¿A qué no
sabes de donde vengo? Reme la mira y niega con la cabeza mientras le dan
una gran calada a su cigarro de verdad. He
estado en el INEM le vuelve a decir Soledad. Reme le pregunta ¿Te tocaba fichar?. No, le contesta su amiga
vengo de solicitar eso de lo que estuvimos hablando ayer.
Ahhh!! dice Reme, y ¿qué ha
pasado?. Mi han dicho que con toda
seguridad me lo darán tengo que esperar a que me envíen una notificación y de ahí contar un mes, entonces empezaré a
percibir el subsidio. El coñazo, sigue diciendo Soledad es que me hacen ir todos los meses a fichar.
Reme, no quiere seguir escuchando
y le da la última calada a su cigarro de verdad dejando con la palabra en la boca a su amiga. ¿Dónde vas? le dice Soledad. ¿Pero qué es lo que te pasa?...
Ella no quiere contarle que ha solicitado
una prórroga y que se la han denegado. Y que tendrá
que tirar de sus mermados ahorros
durante seis meses.
Como he dicho al principio esta
puede ser una historia real o quizá inventada. Yo creo en las Meigas.
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