martes, 30 de diciembre de 2014

ALMUDENA

Como todos los fines de semana, en casa se compra el periódico EL PAÍS, semana si, semana no, la gran escritora o al menos para mí, Almudena Grandes escribe en la penúltima hoja del dominical nos cuenta una historia de esas que te hace reflexionar, de esas que no sabes muy bien porque es muy parecida alguna vivida en propia persona. De esas que te dices porque yo no soy capaz de escribir así. Después te das cuenta que es un Don, se nace con él.

Este domingo como de costumbre empiezo a leer su magnífica historia, me encanta. Relata cómo eran sus navidades cuando todavía iba al colegio, cuenta cosas que como decía anteriormente en tu casa también las vivías, excepto lo de la “tata”, nosotros no tuvimos ninguna, nos crío y nos aguantó sólo mi mamá y mi papi, no había ayuda ninguna y a decir verdad, tampoco lo hicieron demasiado mal.

Terminaba diciendo que no se amargaran las personas que a sus hijos no los pudieran regalar el Iphone6 (ya ves tú, na menos) que no picaran el anzuelo de esos anuncios que dan créditos express, para así dar en los morros algún vecino con el caprichillo.

Finalizaba diciendo que escarbáramos en nuestra memoria, que recordáramos aquellas navidades en la que la pobreza no era un estigma humillante, ni ninguna vergüenza, sino la misma vida, la lucha constante de todas las mañanas.

Almudena, tengo que decirte que efectivamente la pobreza no es humillante ni mucho menos, tampoco un estigma y que la vida es una constante lucha, a veces ganas y otras pierdes, en esta ocasión, casi todos perdemos.

Almudena, creo que en estos años de crisis, efectivamente,  habrá habido mucha gente que ha tenido que escarbar en su memoria, pensando que en estos días, podían por una vez al año, comer algún marisco bueno, tampoco para tirar cohetes eso sí, pero podían permitirse ese lujo. Habrán seguido escarbando en su memoria, pensando que con la paga extra, podían comprar ese capricho a sus hijos que tanto deseaban y merecían. Habrán seguido escarbando en su memoria pensando en que tenían una modesta casa, pero suya, perdón del banco, pero con el tiempo y si los hubieran dejado habría sido suya.

Almudena, en estos tiempos tan difíciles, hay personas que les cuesta escarbar en sus memorias, sólo piensan en que les pasara mañana. ¿Vendrán a echarlos de casa? ¿Y si nos echan a dónde vamos a ir? ¿Finalmente se producirá el tan detestado ERE?  ¿Y si nos despiden de qué vamos a vivir? No creo que haya demasiadas  personas que sufran porque al niño o al papá (generalmente es un regalo para él) los Reyes Magos no le traigan el Ihone6, me parece que no. Me parece que hay poca gente que pique en un crédito exprés, para pasar unas Navidades de película, aunque como las meigas haberlos ahílas.

Francamente, creo que preocupan otra serie de “cosillas”, porque ya no escarbamos en la memoria, porque lo único en lo que podemos pensar es que a lo mejor está es la última Navidad que tenemos que ir con el carrito de la compra a Caritas, Porque a lo mejor en vez de escarbar y vivir de recuerdos (a mí, una vez me dijeron que vivir de recuerdos no era bueno) nos proponemos  que estas sean nuestras últimas Navidades sin techo, sin calefacción, sin comida, sin regalos, sin turrón, sin ILUSIÓN.

Almudena, Feliz año,  también para ti,  y lo dicho de recuerdos no se vive.

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