Como todos los fines de semana, en casa se compra el
periódico EL PAÍS, semana si, semana no, la gran escritora o al menos para mí,
Almudena Grandes escribe en la penúltima hoja del dominical nos cuenta una historia de esas que te hace reflexionar, de
esas que no sabes muy bien porque es muy parecida alguna vivida en propia
persona. De esas que te dices porque yo no soy capaz de escribir así. Después
te das cuenta que es un Don, se nace con él.
Este domingo como de costumbre empiezo a leer su magnífica
historia, me encanta. Relata cómo eran sus navidades cuando todavía iba al
colegio, cuenta cosas que como decía anteriormente en tu casa también las vivías,
excepto lo de la “tata”, nosotros no tuvimos ninguna, nos crío y nos aguantó
sólo mi mamá y mi papi, no había ayuda ninguna y a decir verdad, tampoco lo
hicieron demasiado mal.
Terminaba diciendo que no se amargaran las personas
que a sus hijos no los pudieran regalar el Iphone6 (ya ves tú, na menos) que no
picaran el anzuelo de esos anuncios que dan créditos express, para así dar en
los morros algún vecino con el caprichillo.
Finalizaba diciendo que escarbáramos en nuestra memoria,
que recordáramos aquellas navidades en la que la pobreza no era un estigma
humillante, ni ninguna vergüenza, sino la misma vida, la lucha constante de
todas las mañanas.
Almudena, tengo que decirte que efectivamente la
pobreza no es humillante ni mucho menos, tampoco un estigma y que la vida es
una constante lucha, a veces ganas y otras pierdes, en esta ocasión, casi todos
perdemos.
Almudena, creo que en estos años de crisis,
efectivamente, habrá habido mucha gente
que ha tenido que escarbar en su memoria, pensando que en estos días, podían
por una vez al año, comer algún marisco bueno, tampoco para tirar cohetes eso sí,
pero podían permitirse ese lujo. Habrán seguido escarbando en su memoria,
pensando que con la paga extra, podían comprar ese capricho a sus hijos que tanto
deseaban y merecían. Habrán seguido escarbando en su memoria pensando en que
tenían una modesta casa, pero suya, perdón del banco, pero con el tiempo y si
los hubieran dejado habría sido suya.
Almudena, en estos tiempos tan difíciles, hay personas
que les cuesta escarbar en sus memorias, sólo piensan en que les pasara mañana.
¿Vendrán a echarlos de casa? ¿Y si nos echan a dónde vamos a ir? ¿Finalmente se
producirá el tan detestado ERE? ¿Y si
nos despiden de qué vamos a vivir? No creo que haya demasiadas personas que sufran porque al niño o al papá (generalmente
es un regalo para él) los Reyes Magos no le traigan el Ihone6, me parece que
no. Me parece que hay poca gente que pique en un crédito exprés, para pasar unas
Navidades de película, aunque como las meigas haberlos ahílas.
Francamente, creo que preocupan otra serie de “cosillas”,
porque ya no escarbamos en la memoria, porque lo único en lo que podemos pensar
es que a lo mejor está es la última Navidad que tenemos que ir con el carrito
de la compra a Caritas, Porque a lo mejor en vez de escarbar y vivir de
recuerdos (a mí, una vez me dijeron que vivir de recuerdos no era bueno) nos
proponemos que estas sean nuestras
últimas Navidades sin techo, sin calefacción, sin comida, sin regalos, sin
turrón, sin ILUSIÓN.
Almudena, Feliz año, también para ti, y lo dicho de
recuerdos no se vive.
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