martes, 17 de septiembre de 2024

SOS BARRIO DE SAN BLAS

 

Buenos días mi nombre es Aurora y desde que nací de esto hace ya 61 años he vivido en mi barrio San Blas.

He de decir que desde siempre o casi siempre hemos convivido con la dichosa DROGA en el barrio por poner un ejemplo cuando era jovencita he íbamos a la discoteca (...de esto hace ya mil años) y los chicos que se acercaban y preguntaban ¿de donde eres?, mi respuesta siempre era la misma “...de la prolongación de Arturo Soria” porque si contestabas de San Blas te miraban y te decían “...hasta luego Mari Carmen”

Podía poner muchos más ejemplos como cuando cogías un taxi y le decías a San Blas y te respondían “Si usted va a la Avda. De Guadalajara, no le llevo”, en fin las anécdotas serían incontables.

Vinieron unos años en los que se creo el famoso Barrio de las Rosas se creo el estadio Metropolitano y las cosas parecen se apaciguaron algo, digo algo, porque ellos no dejaban de estar siempre pululando por el barrio de San Blas pero de otra manera, no sentíamos tanta inseguridad no veíamos tantos desperdicios tirados por la calle, no veíamos tampoco el deterioro de el Parque El Paraiso, un parque que por cierto era la envidia de muchos barrios.

Hasta hace unos meses que la DROGA entro a saco (perdonar la expresión) de nuevo el barrio sentimos esa inseguridad que durante años sufrimos. La gente del barrio a vuelto a sentir ese miedo de antaño. Miedo a que te puedan atracar o apuñalar. Hablan que se ha instaurado en FENTANILO, para ser sincera no sé si es verdad, pero lo que si puedo asegurar es que estas personas se han hecho con el barrio, me explico ponen plásticos a manera de tiendas de campaña para crear un sitio donde drogarse o prostituirse, no es raro verlos tirados en el parque desnudos, con la conciencia perdida, no es raro verlos hacer sus necesidades sin ningún tipo de pudor y con lo que conlleva esto.

Fuimos y seguimos siendo un barrio modesto donde trabajas para vivir. Donde nos da igual que tu vecino sea de la Comunidad Gitana o pertenezca algún país de Hispanoamérica, no hay ningún tipo de problema, porque somo todos iguales ninguno tiene más que el otro.

Si me preguntáis si ha venido algún medio de comunicación he de decir que si, pero creo que con otra idea, se dices algo que no les cuadra lo borran y busca al “facha” de rigor que siempre hay alguno en nuestro caso algunos que les cuentan lo que ellos quieren oír, pero sin llegar a nada,. No sé si me explico.

Los vecinos están totalmente desencantados con el barrio. La gente joven busca marcharse y no tan joven solo tienen ganas de llorar, porque no pueden irse del barrio.

Yo no quiero irme de mi barrio, quiero poder disfrutar de él como antes , quiero que mi familia no tenga miedo a criar a sus hijos allí. Quiero que la gente disfrute de nuestro parque, Quiero ver a esos vecinos volver a sonreír porque sus nietos han vuelto a casa a comer los domingos, quiero ver como se llena de niños la carretera del parque con sus bicicletas, patinetes y balones.

Sé que no somos los vecinos del Pso. De la Castellana (estadio Bernabeu), sé también que no tenemos tanta fuerza como ellos. Sé que no tenemos los medios suficientes para poder quitar esta “lacra” del barrio. También sé que tanto el Ayuntamiento como la Comunidad de Madrid, desgraciadamente no va hacer nada, entre otras cosas ¿por qué a donde se los llevan?.

En mi opinión creo que como barrio que ha sufrido esta “lacra” durante casi toda su existencia tendrían que hacer un poder y echarnos una mano. Para ser sincera no me importa a donde puedan irse, creo que la DROGA es una opción, hablan de enfermedad, hablan de empatía hacia ellos y el barrio le ha ofrecido durante muchos años esa empatía que hablan, les hemos ayudado (comida, dinero, mantas etc) San Blas es y ha sido un barrio solidario con estas personas, pero ahora el barrio ya no es el barrio. El barrio está inundado por zombies y nosotros no sabemos que más hacer .

Puede sonar egoísta, puede sonar a lo que queráis, pero estamos (hablo en plural) muy cansados de estar sometidos a estas personas, es cierto que son enfermos, es cierto que no son conscientes de sus actos también es verdad, pero como todo en la vida uno se cansa de esta situación, un tiene un límite, no nos llaméis insolidarios porque no lo somos. No nos digáis que son solo enfermos y que esto lo hay en todos los barrios porque no es verdad.

El barrio de San Blas lleva muchos, muchísimos años soportando esto. Algunos de nuestros vecinos han sucumbido a esta “lacra” desgraciadamente desapareciendo de este mundo. El barrio junto con sus vecinos se merece una nueva oportunidad, pero de verdad.

No quiero ni oír que es un gueto, el barrio de San Blas no se lo merece.

Aurora López Rodríguez

(Vecina de San Blas)




miércoles, 24 de julio de 2024

INSOPORTABLEMENTE BUENO


El olor era Insoportablemente Bueno. Por mucho que quisiera salir de esa habitación, no encontraba la salida . 

-¿Qué es lo que hago aquí? ¿Cómo llegue? ¿Pero? 

– Ese olor,  no lo soporto, no puedo con el. Chillo.

Una vez que termino de hacer su serie de respiraciones para controlar su dichosa ansiedad, fue observando aquella habitación más detenidamente . No había cambiado nada, estaba tal y como él la recordaba. Los tres grandes ventanales estaban extremadamente limpios como a él le gustaba. Las cortinas blancas recién almidonadas y planchadas con ese olor a lavanda tan peculiar en toda la ropa de cama, las encimeras resplandecientes, así como el viejo horno de leña.

-¿Pero ese olor de dónde viene? volvió a preguntarse ahora mucho más tranquilo.

Intento de nuevo salir de aquella cocina pero la puerta no se abría, miro hacía los ventanales acercándose  a uno de ellos y se acordó que estaba roto, pero quedan dos más se dijo a si mismo. Sin problema, abrió uno de ellos sacando la cabeza por uno de ellos. En cuanto la brisa acaricio su cara inspiro el aire fresco del atardecer supo  que estaba en casa y en ese mismo momento le rugieron las tripas. 

-Tengo hambre murmuro.

– ¡¡Tengo hambre!! dijo de nuevo pero está vez en voz alta y alegre.

Miro a su alrededor y reparo en el frigorífico, estará vacío pensó, pero decidió mirar por si acaso. No podía creérselo, tenía de todo. Bueno de todo no, faltaba lo principal,  faltaba lo más importante, dar forma a ese olor que a la vez odiaba y amaba.

Sin pensárselo busco una chaquetilla que estaba allí como si estuviera esperándole  y  obro el milagro. Amaso, dejo reposar y volvió amasar dando firmes a la vez  suaves masajes a  esa masa que  en sus manos crecía por momentos. Una vez concluyo de mimar la masa,  horneo una gran hogaza  de pan  volviendo ese olor Insoportablemente Bueno. 

Preparo unos huevos, un  poco de jamón y una gran rebanada de ese pan humeante cuyo olor embargaba toda la habitación.

Inicio la ceremonia cerrando los ojos a la vez que abría su grandota boca para dar buena cuenta de su improvisada comilona, pero cuando volvió a abrirlos y todavía con esa sonrisa tonta en la cara se asusto al ver a tanta gente a su alrededor,  que lloraba y reían a la vez. Estaba totalmente desconcertado, donde estaba su comida donde estaba su rebanada de pan pensó mientras unas lágrimas les resbalaban por las mejillas.

-Miguel, ¿ Me escucha? ¿Cómo se encuentra? le preguntó el que supuso que era el médico por su indumentaria

-Bien, dijo entrecortadamente . Estoy bien repitió,  mientras buscaba a alguien con los ojos.

-Miguel,  dijo de nuevo el médico, has sufrido un accidente. ¿Me entiende?

No escuchaba, no sabía de lo que le estaba hablando, no sabía que estaba haciendo allí. Pero el olor  Insoportablemente  Bueno estaba allí. Estaba cerca muy cerca de él,  justo detrás de la bata blanca, allí estaba  con sus manos entrelazadas, ojos llorosos,  con la chaquetilla blanca  del Obrador puesta todavía,  y con ese olor  que le devolvió a la vida.

martes, 10 de enero de 2023

LA NOCHE

 


Llega lentamente algunas  veces, otras llega enseguida. Con cara dulce y amable extiende su gran manto negro, buscando el descanso.

Las calles vacías, apenas hay los ruidos, todo es calma. Poco a poco las lucen se hacen presente en la ciudad, al mismo tiempo que sus habitantes,  empiezan a desaparecer. 

Ella y su manto negro son los que  traen esa magia, y  protegen nuestros sueños.

miércoles, 4 de enero de 2023

LA CAJA DE LOS SECRETOS

 Estaba cansada, por fin se había quedado sola, por fin podría quitarse los malditos tacones y ponerse sus zapatillas, por fin podría tomarse ese café que tanto deseaba, la gente estaba empeñada en que solo tomase tilas.

Después de ponerse cómoda, miro en la cocina y observo como Encana su asistenta de toda la vida la había dejado preparado un plato con algunas viandas sobrantes.

Habían sido dos días demasiados largos, dos días que para Ernesto y para ella eran dias perdidos, nada de tanatorios ni reuniones familiares, cuando pase lo que tenga que pasar tú ya sabes Elena: "El muerto al hoyo y el vivo al bollo".

No, no había sido así, sus hijos y sus múltiples compromisos se lo impidieron y al final se monto toda la parafernalia que fue posible, hasta acudieron algunos miembros del gobierno con las consabidas cámaras de televisión. 

En fin ya estaba en su casa, ya estaba a salvo, sentada en la cocina frente al plato de comida del que estaba dando buena cuenta y su café, su bendito café, su tele puesta a la que no hacia ninguna caso, y su inseparable muñeca su perrita mestiza que apareció un día en casa y se quedo.

Cuando acabo de comer, recogió la cocina, apago la tele y se marcho con otra taza de café al comedor junto a la perrita. Allí estaban los dos frente a frente. Elena miro la urna con las cenizas de Ernesto y pensó que  el mejor sitio para dejar a Ernesto sería su despacho, … y dicho y hecho . 

Abrió la puerta y pensó donde dejaría aquel cacharro, de esto no habían hablado Ernesto y ella, así que tendría ella la responsabilidad de colocar a su marido en un sitio adecuado.

Miro y remiro no sabia donde colocar a su marido, la puso encima de la mesa de trabajo, encima de la mesa de cortesía tampoco, en la estantería de la publicaciones y premios de él, tampoco. Miraba con la urna en las manos y como si hubiera caído en trance, se fijo en la estantería prohibida la estantería favorita de él donde tenía sus verdaderos premios, sus recuerdos y en especial una caja de color blanca ya amarillenta. La caja de la discordia, cuantas veces habían discutido por ella.

-Ernesto, vamos al chino a comprar una caja nueva, ésta se cae de vieja.

Le habría dicho en multitud de ocasiones y obteniendo siempre la misma respuesta NO. 

La puso a su lado  y la caja sin apenas tocarla se cayo, Elena no le dio importancia, y sin más volvió a colocarla en su sitio. Sin pensarlo, cogió la urna y la coloco a su lado, diciendo:

- Creo que este es tu sitio Ernesto, al lado de tu caja de los secretos.

Sin saber muy bien porque la caja se volvió a caer y esta vez saltaron algunas de las cartas que contenía a la caja, Elena trato de guardarlo sin querer hacer caso al contenido de la caja,  es cierto que sentía mucha curiosidad, pero al mismo tiempo  sentía mucho más respeto por su marido recién fallecido.

A la mañana siguiente antes de que Encarna entrara por la puerta Elena estaba ya despierta y con el desayuno hecho, desde siempre habían desayunado los tres juntos, cuando entro Encarna por la puerta de la cocina, miro a Elena y la dio un beso en la mejilla:

-Qué tal has pasado la noche? Estuve a punto de venir a dormir contigo, pero pensé que querrías estar a solas un rato.

Elena, sonrió y no dijo nada, tenía los ojos enrojecidos, se limito a servir el desayuno y  con su segundo café decidió contarle lo acontecido con la urna y la caja de los secretos.

-Anda ya Elena, que exagerada que eres hija.

-Que no, que no exagero Encarna, en cuanto terminemos de desayunar vamos a ir y veras, dijo Elena toda sería.

Habían desayunado, Elena se había duchado y Encarna había terminado de hacer sus quehaceres que más bien eran pocos, la casa apenas se ensuciaba.

-Encarna vamos al despacho? dijo Elena como si fuera una quinceañera.

-Venga vamos, dijo Encarna igual de emocionada.

En cuanto abrieron la puerta del despacho la cara de las dos mujeres fue de desilusión total,  la urna y la caja estaban en su sitio.

-Bueno aquí está todo en orden dijo Encarna.

Nada más decir esto la caja se cayo al suelo, las mujeres dieron un gritito y un paso hacía atrás.

-Veras,  dijo Elena, voy a colocarla en su sitio y que te juegas a que se vuelve a caer.

Efectivamente la caja se volvió a caer, 

-Quita la urna de al lado de la caja. Dijo Encarna como si fuera la entendida en asuntos paranormales.

-Estas segura? pregunto Elena 

-No, no tengo ni idea pero vamos a probar, dijo Encarna.

-Vale, vale probaremos.

Elena y Encarna no dejaban de mirar, la caja y la urna  en su sitio, sin moverse ni un ápice.  Encarna, miraba y remiraba la estantería, habrá algún tope que hace caerse la caja pensó  mientras metía la mano por detrás. No hay nada solo la pared, volvió a decirse a si misma.

La caja y la urna seguían  en su sitio, no se movía ninguna de las dos, las mujeres no dejan de mirar estaban como hipnotizadas, después de un rato Elena, muerta de aburrimiento le dijo a su amiga:

-Vámonos, Encarna, tomemos un café, aquí todo está bien.

Salieron de la habitación sin quitar ojo a la caja y a la urna. Todo está bien dijo Elena en voz alta. No se mueve nada remato cerrando la puerta.

Ya en la cocina Encarna y Elena se tomaron un café junto con un cigarro, y es Elena quien interrumpe  ese breve momento.

-Por qué no abrimos la caja?

-No sé, no sé dijo Encarna,  es la caja de Ernesto, tu marido, qué pinto yo? termino de decir.

-Encarna, no seas así, eres parte de la familia, y no creo que haya nada comprometido, ya sabes como era Ernesto.

-No, he dicho que no, mira mientras preparo la comida, entra en el despacho y abre ya la dichosa caja, dijo Encarna algo molesta por la situación.

-Que no quiero abrirla sola Encarna, hija, que parece que no te enteras, dijo Elena.

-Ay ay ay, perdóname, dijo Encarna con tono ñoño.

-Déjate ya de monsergas, y vamos al lío.

Nada más entrar en el despacho, las mujeres se miraron entre si. Parecía mentira pero a las dos mujeres les temblaba todo el cuerpo. Simplemente iban abrir una mugrienta caja. pero era ¡¡La Caja de los Secretos!!.

Encarna, miro a Elena mientras se dirigía hacía la balda donde se encontraban la urna y La Caja de los Secretos, la temblaban las manos y cuando hizo en amago de ir a cogerla, algo la detuvo, no sabía porque, pero era incapaz de coger la dichosa caja, era como si las manos no le dieran de si.

-¿Qué pasa Encarna, puedes o no puedes? pregunto Elena con cierto retintín.

- No, no llego, dijo Encarna bastante confundida, no sabía que pasaba.

- A ver, déjame que lo intente yo. dijo Elena mientras se remangaba las mangas del jersey.

 Elena lo intento una y otra vez, pero como Encarna, no era capaz de coger la caja.

-Encarna, dijo Elena bastante enfadada, tráete la escalera, veras si la cogemos.

La escalera mediana de la biblioteca, la escalera alta que se usaba para los cristales y colgar las cortinas. Todo fue inútil. La caja no quiere que la cojamos. Esa era la retahíla que  Encarna  repetía una y otra vez.

-Elena, déjalo, no quiere que la cojamos.

-¿Quien? pregunto Elena enfadadísima.

-Mira, no lo sé, pero dejémoslo por hoy, nos vamos a volver locas. Contesto Encarna.

- Me parece que tienes razón, vámonos y dejemos en paz a la "puta caja", dijo Elena bajando la voz como si alguien más la fuera a escuchar.

Almorzaron y terminaron el café en el salón,  enfrente de la tele y algo adormiladas. Curiosamente, ninguna de las dos hablo de lo que había pasado en el despacho. Sólo miraban la telenovela.

El despacho siguió cerrado a cal y canto, las mujeres habían decidido  no abrirlo,  la "puta caja" como la llamaba Elena había ganado de momento.

Llego el fin de semana y como siempre los hijos de Elena y Encarna comían con ellas. De la manera menos inesperada Oscar que estaba casado con la Ruth la hija de Encarna soltó: 

- Oye, estoy pensando una cosa.

De repente se hizo el silencio, todas las miradas se dirigieron hacía Oscar.

- A ver Oscar, dijo su hermano mayor, ilumínanos.

-¿Por qué Encarna, no se viene a vivir aquí? dijo Oscar, y mirando a las dos mujeres apostillo:  estáis juntas todo el día y sitio hay de sobra. 

Encarna miro a Elena pensado que había sido una idea suya, pero enseguida se dio cuenta que de ella no era la idea. 

-Dejarlas en paz,  volvió a intervenir  el hijo mayor de Elena. Una cosa es lo que pensemos nosotros y otra es lo que ellas quieran. 

Elena pensativa miro a Encarna y dijo:

-Creo,  que  los chicos tienen razón. Hay sitio de sobra, además estas todo el día aquí conmigo. ¿Por qué no lo piensas?

-Mamá, está vez intervino Ruth, es una buena idea, además los abuelos te dejaran por fin en paz.

-¿Qué pasa con tus suegros Encarna? le pregunto preocupada Elena

-Pues lo de siempre contesto de nuevo la hija de Encarna, están todo el día diciéndole que necesitan el piso para alquilarlo, que la pensión no les llega, que como los chicos ya no viven aquí, en fin Elena lo de siempre.

La comida, la tertulia y el café había acabado los chicos se habían marchado, Elena sentada en el salón, con cara de preocupación y algo disgustada, hacia que miraba la tele, Encarna que sabía lo que pasaba le pregunto:

-¿Y a ti qué es lo te pasa ahora? 

-Mira, contesto Elena, te lo voy a decir. No me creo, que me tenga que enterar por los chicos, que vuelves a tener problemas con tus suegros y no me lo hayas contado. Se puede saber ¿por qué ?.

- Elena, no era el momento, contesto Encarna 

-Ah, no era el momento, dijo Elena sin dejar de mirar la tele.

-Venga, no te enfades conmigo, ya tenías tu lo tuyo, para encima atender mis problemas,  dijo Encarna, intentando quitar hierro  al asunto.

Elena entendió que no había que darle mas vueltas al tema en el fondo y como casi siempre tenía razón,  y sin pensarlo dos veces le pregunto:

-¿Entonces qué,  te vienes?

- Si, contesto rotundamente Encarna.

La mudanza duro poco más de dos horas Encarna tenía pocas cosas. Después de un matrimonio tortuoso y muy costoso por la adicción de Fernando, era poco lo que según ella necesitaba. Un par de maletas y pocas cosas más, ni la ropa de cama era suya.

Habían pasado más de dos meses entre unas cosas y otras, estaban instaladas y paraban poco en casa. Encarna seguía haciendo sus quehaceres de casa y Elena haciendo también lo de siempre nada.

Una mañana, desayunando como de costumbre en la cocina, Encarna le pregunto a Elena: 

-¿Qué te apetece hacer hoy? 

-¿Por qué? respondió Elena mirando a su amiga. ¿En que piensas?

-En la cajita  contesto Encarna.

-Vaya, ya salió la puta caja, dijo Elena irónicamente. ¿Quieres que entremos? 

-Podíamos intentarlo hoy, contesto Encarna mientras recogía la mesa del desayuno.

-Estás segura, mira que luego te mosqueas y no hay quien te aguante.

-Anda ya, Elena. ¿Qué pasa hay miedito? pregunto Encarna muerta de la risa.

-Venga vamos contesto Elena bastante azorada.

Abrieron la puerta del despacho, estaba como ellas lo habían dejado, todo estaba en su sitio.

Elena, no se lo pensó y echo mano a la caja, esta vez la caja se dejo coger. Las mujeres se miraron entre si, y como si la caja quemase como un demonio, Elena la soltó en la mesa redonda cerca de Encarna.

-¡¡Ten cuidado hombre!! casi me la tiras encima, dijo Encarna divertida.

- No sé, he tenido una sensación rara y la he soltado en cuanto antes, contesto Elena, que parecía algo confundida.

-Elena, dijo Encarna, si esto te esta haciendo mal, lo dejamos y en paz. No es cosa que te dé un ataque de ansiedad por la puta caja. Mira, yo la metería en una bolsa de basura y me desharía de ella. Esto no te hace bien.

Elena estaba mas callada de lo normal, parecía que no escuchaba y Encarna preocupada, agito sus hombros preguntándole:

-Oye estás bien?

-Si, si no te preocupes, estoy bien y por cierto la caja se queda aquí.

-Vale, vale tranquila, solo era una idea, dijo Encarna mucho más tranquila.

-Bueno pues vamos allá, dijo Encarna mirando a su amiga, que parecía no querer abrir la caja.

-Elena, la abrimos o no? pregunto Encarna.

-Claro, claro, quieres hacer los honores? le pregunto Elena.

-De eso nada, esa caja era de Ernesto y ahora es tuya, yo estoy aquí de invitado de piedra, ya te lo dije el otro día. Sabes que por mi yo estaría fuera.

-Era broma, mujer dijo Elena tiernamente.

"Si estáis leyendo esto, es que por  fin os habéis decidido ir a vivir juntas. Si hubiera sido de otra manera no podríais haber podido coger la caja.

Tras leer estas primeras líneas del manuscrito que había dentro de la caja, las mujeres se miraron e inmediatamente miraron alrededor como si alguien las observara.

Fue Elena la que se levanto y dijo:

-Voy a por un café, ¿te preparo otro?

Encarna, la miro y afirmo con la cabeza.

Una vez que la bandeja estuvo en la mesa, Elena cogió de nuevo el manuscrito y con una mirada de asombro comenzó a leer:

Encarna cariño: 

Perdóname, después de la ultima paliza que te dio Fernando me prometí a mi mismo que iba a ser la última vez que se iba a ensañar de esa manera contigo, iba a ser la ultima vez que llamaríamos a Tomás para que te recompusiera. 

Encarna,  si te digo la verdad, no lo pensé demasiado, lo que si tenía claro es que debía hacer algo para que dejara de hacerte daño a ti y por ende a tus hijos, así que no me lo pensé dos veces. 

Fue Fernando quien me dio el teléfono de su contacto y ya te puedes imaginar lo siguiente. Si, fui yo quien le regalo la sobredosis. Si, fui yo quien le anime a ponérsela, quería cerciorarme que no habría más palizas.

No lo siento, cariño. Se que cuando lo leas y lo releas, me vas a odiar, no lo vas a entender, pero te hacía daño. La próxima vez te habría matado, cada vez las palizas eran más y más fuertes, acuérdate de la ultima Encarna, no quisiste que fuéramos al hospital,  Tomás fue él el que te trajo de nuevo a la vida, te has preguntado alguna vez ¿Dónde estaba Fernando?. 

Encarna, estaba con su chica con él decía y con tus suegros cenando en el Mesón de la esquina, gastándose todo tu dinero.

No me odies Encarna, hice lo que tenía que hacer, sabía que aunque tú y los chicos os hubierais venido a vivir con nosotros, tarde o temprano te hubiera cogido y habría acabado contigo.  tú y yo lo sabíamos por eso te pido que no me odies cariño, este será nuestro secreto.

Encarna le quito el manuscrito a Elena, no podía ser. Que coño estaba leyendo Elena, se decía así misma.

-No es posible, Ernesto mató a Fernando dijo Elena asombrada.

-En el fondo siempre lo supe, contesto Encarna llena de ternura. 

-No te odio, dijo mirando a la habitación, no te odio, siempre supe que formaba para de tu vida, Ernesto. No te odio volvió a musitar pues las lágrimas no la dejaron articular ninguna palabra más.

Elena cariño:

Nunca estuve enamorado de ti, tuvimos cuatro hijos, pero nunca te ame, te quise como a la madre de mis hijos, te quise porque solo con mirarnos sabíamos que hacer, fuimos muy buenos compañeros de vida. Pero nunca te ame. 

Sabes como llegaste a mi vida. Sabes que amaba a otra mujer, pero enredaste hasta quedarte embarazada. Eso si,  me dejaste marchar a Londres, me dejaste ir a buscar a  Marta, me dejaste preparar una boda y ¡¡zas!! . Una tarde calurosa en casa de mis padres todos citados para pedir la mano de Marta. Te levantas y con dos lagrimas  en los ojos dices que estas embarazada. Lo tenías preparado desde el principio.

Elena, no, nunca te ame. Marta y yo hemos estado estos 50 años escribiéndonos, viéndonos. Ella nunca se caso. Ella nunca quiso tener hijos conmigo, te respetaba demasiado para hundirte la vida. Aquí te dejo todo nuestra historia de amor. Una historia que tuvo que haber sido de otra manera. 

Marta, falleció haces unos días a mi lado, tranquila y haciéndome jurar que te contaría todo cuando ninguno de los dos estuviera ya aquí. Sabes una cosa Elena, estoy contento, eufórico, porque finalmente me voy con ella. Tú te quedas mi recuerdos, mis hijos y la caja de los secretos

Una caja que solo contiene verdad, que contiene agradecimiento hacía ti, has sido  una buena amiga, una buena madre  y una excelente compañera hasta el final de mis días.

Gracias.... No te pido perdón, porque no me arrepiento de nada. 

P.D. Si no fueras tan perezosa Elena, tienes material suficiente para escribir una preciosa historia de amor. Siento que no sea nuestra historia. Pero es verdadera es la historia de amor que tú y yo nunca tuvimos.

..Siempre dije que,  tu escribías mucho  mejor que yo.  

Un abrazo fuerte,

Ernesto






lunes, 18 de enero de 2021

BESO EN LAS ONDAS

 Fue un día de primavera, un vagón clase  preferente del AVE Madrid - Sevilla, él con sus periódicos encima de la mesita y ella gracias al overbooking con su guía turística de Sevilla enfrente de él. 

-Where are you from? preguntó él con su peculiar voz y un inglés perfecto.

-Española, respondió divertida.

Sin saber muy bien porque comenzaron a charlar, como si se conocieran de siempre, al cabo de poco tiempo, él se ofreció a acompañarla por la ciudad. Ella no puso ninguna resistencia. 

Pasaron el día juntos, cogidos de la mano como dos adolescentes, caminado  por calles desconocidas para ella, tan entrañables para él. 

Hablaban, reían, comían y se miraban, no con deseo, sino con algo más fuerte, amor y complicidad. Esa complicidad que solo se logra cuando sabes que has encontrado tu alma gemela. Ellos se habían conocido apenas unas horas antes, pero ya lo sabían. 

Llego la noche y llego la despedida, ninguno de los dos habló de pasar la noche juntos, no hacia falta, sabían que estarían juntos toda la vida.

Sólo hubo un beso, solo uno, intenso, interminable tan lleno de amor, que duraba ya más de díez años y que él cada mañana a las siete de la mañana se lo recordaba a través de la ondas.

"Señoras y señores, buenos días"... Un beso Clara. 




jueves, 31 de diciembre de 2020

EL ESCAPARATE

Desde el Confinamiento mi terraza se convirtió en la pieza más importante de mi casa.

Los primeros días fueron de incertidumbre total, nunca en mi vida había vivido una cosa igual, todos los medios de comunicación hablando de lo mismo, emitiendo imágenes de personas en la UCI, cifras de fallecimientos, féretros, médicos etc, así que me apunte al Club de los Sálvame se acabaron las noticias bienvenido J. Javier jajaja.

Me acostumbre a bajar a mi chuchi 20 minutos tres veces al día, me acostumbre también aguantar interminables colas para entrar en el súper (nunca entendí esas colas, estaban constantemente diciéndonos que no había problemas con los alimentos, que estábamos abastecidos, en fin…)

Llegaron los cambios, tomar el vermut del fin de semana de manera virtual con mis hermanos y un día viendo que cada vez se les hacía más “cuesta arriba” les propuse un juego. Un juego donde había que describir lo que ellos en ese momento estaban viendo.

Tengo que decir que ellos viven en chalets con su jardín, piscina, etc., Sin embargo esta pobre mortal reside en su barrio de toda la vida al que ama en muchas ocasiones y odia en otras pero es mi barrio San Blas.

La idea gusto y empezaron con sus descripciones algunas por supuesto algo exageradas, pero que nos hacían pasar un buen rato. Cuando me llegó mi turno, sabía que algunos de ellos iban aprovechar para encender su flamante barbacoa y otros para ir a por una cerveza.

Comencé diciendo en mi escaparate pasan cosas algunas buenas y otras no tanto.

-¿Escaparate? Preguntó uno de mis hermanos algo divertido

-Bueno, bueno ¿Y que es lo que ves ahora? , volvió a preguntar en el mismo tono.

Silencio, a los pocos segundos comencé a describir lo que estaba viendo o lo que decía que veía.

Una pareja de abuelos con su perrita, sé qué es hembra porque lleva un collar rosa fucsia.

-Te lo estás inventando, dijo una de mis hermanas, solo puede salir un miembro de la familia.

Si, tienes razón, le conteste, pero sé son pareja por la manera que disimulan.

-¿Disimulan? Preguntó otro de mis hermanos ya con un poquito de interés.

-Ella va delante con la perrita y detrás va él con una bolsa de la farmacia, hacen como si no se conocieran, pero disimulan muy mal, ella no hace otra cosa que girar el cuello todo el rato, supongo que para cerciorarse que él no la deja sola.

– Espera, espera continúe diciendo alarmada. -¿Qué es lo que está pasando en los Soportales? en un momento, los cuatro cuadraditos del Skype se llenaron de ojos ansiosos

-¿Qué pasa? Dijo uno de los cuadraditos.

Silencio y la pantalla de mi portátil enfocada para que ellos pudieran ver mi cara de asombro, miedo.

-¿Qué pasa? ¿Es grave? Hablo otro de los cuadraditos

-No lo sé, respondí con algo de miedo y misterio.

-Un hombre le ha dado a otro un trozo de papel. Por los gestos que hace, no le ha gustado lo que ha leído y ¿qué es eso que saca?

-Silencio de nuevo.

-¿Por qué te paras? Dice otra voz de que sale de uno de los cuadrados.

De repente y como caído del cielo sueltan petardo.

-Espera, espera digo muy ansiosa.

-Ha sido un disparo dice uno de los cuadraditos

-Si, responde otro de ellos

-¿Seguro? Pregunta otro

-Joder, tu lo has oído igual que nosotros, le contesta otro de ellos.

Yo, desvío un poco la pantalla para que no me vean reír y sentarme cómodamente en una de las sillas de mi escaparate y seguir con mi vermut.

A partir de ese día con o sin confinamiento, la hora del vermut virtual se volvió imprescindible en nuestras vidas. Todos esperaban ansiosos que empezará a contar lo que pasaba o no por aquel escaparate.

miércoles, 15 de abril de 2020

CARTA AL DOCTOR DE LA FUENTE



Estimado Sr.

He leído sus desafortunados comentarios en casi todas las redes sociales, si pretendía tener su minuto de “gloria” hay lo tiene, todo el mundo hablando de usted.

No sé, si de verdad existe el doctor de la Fuente o no. Pero si existe,  y todo lo que escribe es verdad, déjeme que le diga que es  usted una de las personas más despreciables que he leído (afortunadamente no le conozco)

Referirse en esos términos a personas me parece de lo más miserable, rastrero y mucha ignorancia. Le recuerdo  que usted es MEDICO que trabaja para una Entidad Pública Summa 112 que tanto “rojos” como “nacionales” tenemos derecho a ella  contribuyendo con nuestros impuestos.

Sr. De la Fuente, no me sale llamarle Doctor, creo que tras estas publicaciones debería usted dejar su plaza y marcharse algún hospital por ejemplo de Dubai (hospitales de siete estrellas) allí no tendría problemas, se dedicaría a lo que a usted le gusta cuidar multimillonarios más preocupados por la salud de sus caballos que por los de su pueblo.

En mi humilde opinión Sr. De la Fuente,  usted no tiene cabida en la Sanidad Pública Española (no me atrevo a decir que en ninguna otra), siga mi consejo y deje su plaza libre, estoy segura que habrá un MEDICO pero de los de verdad que podrá aprovecharla. Atendiendo a personas, sin cuestionarse de que partido políticos son, ni qué color tienen o  que religión practican.

Hágame caso y empiece hacer las maletas, personas como usted aquí no los queremos.

Atentamente,
La Chica de la Fotocopias.